El mensaje era breve y preciso: "Llámame en cuanto puedas". Era la tarde del 8 de junio, y el cientista político José Miguel Izquierdo recibió en su iPhone ese texto de su mujer mientras hacía clases. Sin embargo, Izquierdo, uno de los asesores del Segundo Piso de La Moneda, nunca se imaginó el motivo detrás de la urgencia. Pasadas las 22 horas, su esposa le relató, con voz temblorosa, un escenario dramático: la menor de sus hijas le había contado que estaba siendo víctima de abusos sexuales en el jardín infantil al que asistía.

La vida de Izquierdo sufrió un vuelco brusco desde ese instante. El testimonio de su hija fue el que detonó el caso del jardín infantil Hijitus de la Aurora, el primero de una serie de escándalos de abusos que se han revelado en el último tiempo. Durante estos dos meses, el cientista político decidió mantener silencio para no entorpecer la investigación. La situación lo ha hecho replantearse las dimensiones de su vida y dedicarle más tiempo a su familia. Hoy revela por primera vez su situación, porque afirma que se convenció que la única forma de combatir los abusos es romper el círculo del silencio: "Los pederastas operan en una órbita de silencio cómplice; que existen padres que no se dan cuenta del daño provocado a sus niños cuando no les creen o cuando menosprecian la relevancia de los cambios conductuales; y también hay padres que se equivocan cuando atienden a sus hijos, pero deciden esconder el problema en la intimidad de la familia. Es el silencio el que, en definitiva, conduce a la impunidad y a la repetición de esta conducta por generaciones".

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