La pesadilla de caer en quiebra ronda en la cabeza de los argentinos tras el fallo de la Corte Suprema de EEUU a favor de los fondos especulativos que exigen el pago de 1.300 millones de dólares por parte del país trasandino.
El conflicto se originó cuando Argentina reorganizó en dos canjes en 2005 y 2010, el 93% de su deuda en suspensión de pagos desde 2001, cuando se declaró en default financiero.
El pago a estos fondos derivaría en una quiebra del país, porque tal como explicó el explicó el ministro de Economía argentino, Axel Kicillof, los acreedores que no aceptaron los canjes podrían demandar 15.000 millones de dólares, lo que representa la mitad de las reservas de Argentina.
Por otro lado, los inversores que sí aceptaron los canjes tendrían derecho a reclamar el capital original, sin las quitas pactadas, más los intereses, suma que ascendería a unos 120.000 millones de dólares, según explica la agencia de noticias EFE.
Sin embargo Kicillof puso paños fríos y llamó a la calma. "Quédense todos tranquilos, que esto está estudiado en profundidad, que se ha tomado todas las medidas para impedir que esté en riego la reconstrucción del país".
En tanto, la oposición ha cerrado filas con el oficialismo y concientes que el próximo gobierno, sea cual sea, heredará el problema apoyó la decisión de el gobierno de tratar de llegar a un acuerdo, para lograr un canje de deuda.
Para el politólogo argentino Julio Burdman es necesario "tratar de acordar algo que sea justo para el país, y para el 92% de los deudores: si le cierra las puertas a la justicia estadounidense, vamos al default, pero si nos sometemos a los fondos buitres, también".
Kicillof llamó a la calma a los argentinos y eso tiene su razón de ser, ya que tal como opina Burdman "posiblemente, un escenario de default vendría seguido de un ataque especulativo contra el peso, y eso terminaría en una devaluación de la moneda y la consiguiente reducción del ingreso de los ciudadanos".
En tanto, "una devaluación de la moneda podría repercutir en los países vecinos con convergencia de precios, sobre todo Uruguay. No está claro si repercutiría en Brasil o Chile", explica el politólogo.