Aranza Villalón es una de las grandes promesas del ciclismo nacional. Con 18 años, está llamada a ser una de las principales figuras de este deporte, en el que ha conseguido destacadas actuaciones en campeonatos mundiales y una medalla de oro en el Panamericano juvenil de México, en julio pasado.

Sin embargo, su presente es totalmente opuesto a lo ocurrido hace apenas cinco meses, pues hoy su lucha no es arriba de una bicicleta, sino que desde la cama de una sala común en el Hospital Provincial de Rosario, en Argentina, adonde llegó para defender los colores de la Escuela de Ciclismo Nova, que se preparaba para la primera versión femenina del Tour de San Luis.

"Fue un martes (3 de diciembre) en la tarde. Había entrenado normalmente y como a las 5 me comí una manzana. Al rato comencé a sufrir retortijones. Pensé que se me iba a pasar, pero no fue así, y a las 10 de la noche llamé a mi entrenador (Jorge Giles) y partimos al hospital de Cañada de Gómez. Ahí me dijeron que tenía apendicitis y que me querían abrir por ahí, pero yo no tenía apéndice. Por lo tanto, eso no podía ser. Finalmente me operaron el 5 y ahí se dieron cuenta de que tenía el intestino inflamado y que eso me había generado una peritonitis plástica", relata la deportista.

Luego de la cirugía, fue dada de alta. No obstante, los dolores regresarían. "Si bien es cierto que yo me equivoqué por comer mucho después de la operación, los médicos cometieron un gran error, porque me dejaron una oclusión en el intestino", dice.

Su madre, Ana Luisa Sánchez, agrega desde Rosario que "me decían que la persona que la operó no era la idónea y que acá tiene muchas demandas por lo mismo. Sin embargo, el estado argentino protege mucho a los médicos, y es muy difícil hacer algo".

Cuatro días más tarde, nuevamente fue ingresada al centro asistencial, al que llegó con náuseas, vómitos y secreciones biliares. Tampoco era capaz de tolerar la comida, lo que obligó a los médicos a instalarle una sonda de alimentación. Luego fue dada de alta, pero otra vez el cuadro regresó.

"Estos días han sido horrorosos, porque más encima Aranza no contaba con un seguro que cubriera enfermedades en el extranjero, por lo tanto sólo se ha atendido en la salud pública, donde uno nunca sabe lo que puede pasar", confiesa su progenitora.

Una luz de esperanza

En Chile, mientras tanto, su hermana, Daniela, inició gestiones con las autoridades: "Nos contactamos con el Ministerio de Relaciones Exteriores para gestionar un avión ambulancia, pero nos dijeron que no tenían recursos para financiarlo. Incluso, le escribí a la Primera Dama, Cecilia Morel, para que nos ayudara. Luego de eso, la gente del consulado se contactó con nosotros y nos ayudó en todo y gracias a eso hace pocos días Aranza fue traslada al Hospital Provincial", narra.

En las últimas horas la salud de Aranza ha mejorado y es posible que hoy sea dada de alta. Si esto ocurre, mañana viajaría a Chile, para iniciar una larga recuperación. Eso sí, ya quedó descartada de los Juegos Sudamericanos. "Mi meta ahora será recuperarme para estar en el Panamericano de septiembre", anuncia.