La ANFP movió sus hilos para conseguir que el comportamiento de la hinchada argentina, en la última visita de Chile, fuera castigado, al menos con la misma contundencia con la que se sancionaron con anterioridad los desmanes de la afición roja. Pero ayer, una vez que la FIFA dejó la reprimenda a la federación vecina en una palmadita, estaba feliz. Poco le importaron los agravios, esa sensación de que sólo se castiga (aunque con justicia) contra un lado, el chileno. Prefirió felicitarse porque por primera vez desde 2015 no sufrió sanción en primera persona por asuntos de público.
Ayer, la primera valoración aludía al óptimo comportamiento de la hinchada chilena en el encuentro ante Venezuela. "Esto demuestra que el público chileno puede ser respetuoso, apoyar a los nuestros y no atacar al rival con cantos ni actitudes discriminatorias, en la lógica de lo que planteamos en las campañas antidiscriminación que hemos realizado", declaró Arturo Salah, a través de un comunicado formal.
No hubo en ese escrito alusión alguna al mínimo castigo que recibió argentina por los insultos de carácter xenófobo que sus hinchas profirieron antes y durante el partido. Ni a la pifiadera que recibió el himno chileno durante toda su ejecución. "Chileno puto, la puta que te parió", fue el cántico que más se repitió en el Monumental de River Plate la noche del 23 de marzo. Justo la combinación de palabras que, enfrentada a los castigos sufridos por Chile con anterioridad, cierre de estadio incluido, constituyen el agravio más evidente. Y hubo más, e igualmente agresivas. Pero para el organismo con sede en Zúrich, esta vez, no fue tan grave: el dictamen oficial consigna una multa de 20 mil francos suizos y una amonestación escrita. Un saludo a la bandera.
Ni siquiera pesó que los transandinos sean reincidentes: habían sido castigados por el mismo comportamiento después de los partidos frente a Brasil (13 de noviembre de 2015), Paraguay (11 de octubre de 2016) y Colombia (15 de noviembre de 2016). En ninguno de los casos la localía argentina sufrió variaciones como la chilena, que ya no volverá a ejercerse en el Estadio Nacional en el resto de las Eliminatorias. Al menos obligatorias, pues los transandinos han recorrido varias ciudades durante el actual proceso. Además de jugar tres veces en la capital, actuaron en dos en Córdoba, una en Mendoza y otra en San Juan.
Pese a esa situación, la respuesta desde Quilín se torna políticamente correcta. "No nos referimos a situaciones que involucren a otras federaciones", respondió la ANFP oficialmente a través de un portavoz. Lo paradójico es que fue personal de la ANFP, aunque en la sombra, quien se encargó de que le llegaran al organismo las imágenes que demostraban el vandalismo de los hinchas rivales. "Lo que nosotros esperamos conscientemente, es que de la misma forma como se consignan siempre cualquier cántico o acción no permitida en el caso de Chile, se consigne lo mismo en el caso de Argentina", había manifestado entonces el secretario general de la ANFP, Sebastián Moreno, a El Deportivo. No tuvo éxito.
El que más persiguió su castigo ("aunque más allá de una protesta concreta, este tipo de sanciones no surgen por alguna denuncia de la federación afectada", insistió, esa vez, Moreno), no exhibe atisbo ahora de molestia. Al menos pública.
Es más, en la sede chilena refuerzan la idea de un cambio de criterio de la FIFA que reconozca la idiosincracia del público sudamericano y que no sancione ese tipo de manifestaciones. La tesis que Salah defendió en el congreso de la Conmebol en septiembre pasado. En la AFA y la FIFA no respondieron los llamados de La Tercera. A sus ojos, el insulto argentino no penaliza lo mismo que el chileno.