A fines de 2009, la revista especializada PC World realizó una investigación que determinó que 33% de los libros que figuraban en el ranking de las 15 obras de ficción más vendidas de 2009 de Publishers Weekly estaban disponibles en sitios dedicados al intercambio ilegal de libros digitales (e-books) y otras plataformas de pirateo en internet.
El mismo reporte determinó la existencia de verdaderas estanterías virtuales repletas de e-books pirateados que abarcaban desde autores como John Grisham a libros de no ficción, además de manuales y textos universitarios. Y todos listos para descargar y leer en dispositivos como el Kindle de Amazon o el Sony Reader.
Tal como ocurriera hace algunos años, cuando la popularización de la banda ancha hizo que las descargas de música y películas se convirtiera en el peor enemigo de los grandes estudios, la creciente propagación de aparatos como el Kindle y la llegada del nuevo iPad de Apple han convertido a los libros digitales en un atractivo formato a piratear. De hecho, cuando se lanzó "El símbolo perdido", de Dan Brown, la tienda Amazon vendió más copias digitales que en papel, pero sólo 24 horas después ya había copias piratas en sitios para compartir archivos como RapidShare: en días había sido bajado más de 100.000 veces.
Ed McCoyd, director de asuntos digitales de la Asociación Americana de Editores, señaló a PC World que "ahora vemos grandes volúmenes de e-books siendo pirateados en toda clase de sitios". Aunque se desconoce cómo ha crecido este mercado ilegal, Albert Greco -experto en esta industria y profesor de marketing de la U. Fordham- indicó a CNN es "seguro decir que la piratería de los e-books está en etapa de explosión".
El atractivo para los piratas es claro: las ventas de libros digitales sólo en los primeros nueve meses de 2009 sumaron US$ 110 millones en EE.UU., según el Foro Internacional de Publicaciones Digitales. De acuerdo con CNN, las editoriales intentan disminuir el impacto de este fenómeno, lanzando las versiones digitales semanas después de la edición en papel, mientras autores como J.K Rowling ("Harry Potter") se rehúsan a publicar sus obras en formato e-book.