"Están muy golpeados". Así definió Jaime Pizarro el momento del plantel de Colo Colo, tras la derrota sufrida en el clásico. El gerente deportivo de los albos compartió con los jugadores los minutos posteriores al 2-1 y vivió in situ la tristeza de un equipo que ganaba el partido hasta el minuto 87. "Ellos van a levantarse, son hombres grandes y saldrán adelante. Hay una gran tarea todavía por delante y que es clasificar a los playoffs", añadió el "Káiser".

Pese a todas las limitantes que mantienen a los albos en la décima posición, a tres puntos del último clasificado a la postemporada, Américo Rubén Gallego lanzó ante la "U" un esquema que buscó controlar la propuesta ofensiva de los azules y, luego, sorprender a través de alguna pelota detenida o un contraataque de Ezequiel Miralles. Un apuesta que por poco le da resultado, pero que fracasó producto de los mismos detalles que llevaron al "Cacique" a perder la clasificación a octavos de final de la Libertadores ante Cerro Porteño, en lo últimos minutos.

La falta de hombres de experiencia, que sepan cerrar un partido cuando se va ganando, es evidente en Colo Colo. Los albos no perdieron el clásico tácticamente, pues efectivamente contuvieron a una "U" que tampoco derrochó lucidez, sino más bien fallaron en la concentración y la viveza que tanto pregona el cordobés.

En el plan que diseñó el "Tolo" y que le dio resultados hasta el minuto 87, Magalhaes era el tapón que frenaba las subidas de Puch. Ormeño a Mena, Salcedo  Eduardo Vargas y Cabrera con Scotti alternaban la marca sobre Gabriel Vargas. El argentino también puso un marcado énfasis en neutralizar el juego de Guillermo Marino, sobre quien aplicó doble marca: el joven Luis Pavez y Rodrigo Millar. Así la "U" se quedó sin ideas en cambo rival. El problema de Colo Colo es que en ese esfuerzo de maniatar a los azules se convirtió en un equipo largo, difícil de coordinar. Miralles y Paredes estaban desconectado del resto del equipo y muchas veces se vieron obligados a retroceder el balón varios metros para encontrar apoyo, después de un contraataque.

Finalmente, los errores de marca y concentración terminaron por mandar a la basura una pizarra táctica que estuvo a tres minutos de convertirse en motivo de elogio para el adiestrador del cuadro popular.