Los rumores sobre el pacto de "no agresión" entre el Celta de Fabián Orellana y el Córdoba en la última fecha de la segunda división en España se fueron acentuando mientras se llegaba al día del partido.

Ambos cuadros necesitaban sumar un punto, uno para subir y otro para entrar a la liguilla final por el ascenso y por eso se pensaba que estaba "todo listo".

Por eso, jugadores de ambos equipos se encargaron de descartar cualquier tipo de arreglo en la previa, pero lo que pasó en el campo fue literalmente distinto y el partido, de principio a fin, fue como para darle la razón a los que anunciaban el pacto.

En los 90 minutos no hubo una sola llegada a los arcos, un sólo tiro que pasara cerca de los postes. Los arqueros apenas tocaron el balón y ni siquiera hubo tiros de esquina, ni "por disimular", como dijo El País, que agregó que "la pelota viajó de pie a pie, indistintamente, del equipo que tuviera la posesión, sin ninguna intención".

"Sin emoción, como en una timba familiar en la que se apuestan garbanzos para que nadie pierda, Celta y Córdoba empataron a nada en un partido somnoliento que sirvió para que ambos consiguiesen su objetivo", agregó As.

En el encuentro hubo sólo siete faltas y según datos de Alexis Martín Tamayo (Mister Chip), se registraron 1591 pases, algo pocas veces visto en una cancha.

"Si hubo acuerdo o no para que el choque terminase en tablas sólo lo podrán decir los involucrados, pero la verdad es que el pacto de no agresión entre ambos quedó más que evidente. El Córdoba apenas pasó del centro del campo, y los celestes, a pesar de que habían dicho que saldrían por la victoria, también renunciaron al ataque", añadió Marca, haciendo un claro resumen de lo que fue el encuentro.

Eso sí, la polémica parece que no irá más allá, ya que el Valladolid perdió ante el Guadalajara y perdió ante el Celta su opción de ascenso directo, ya que estaba obligado a ganar.