Apenas vio la antigua propiedad de estilo italiano en las colinas de Los Angeles, Katy Perry supo que debía comprarla. El lugar, sin embargo, era un antiguo convento de las monjas del Inmaculado Corazón de María, que también sirve de retiro para curas.
La estrella ofertó nada menos que US$ 14,5 millones en efectivo, e incluso se reunió con las cinco religiosas que administran el lugar y que antes vivían ahí.
En ese encuentro, la cantante de Roar habría dejado de lado sus sexys y coloridos atuendos, con el fin de persuadir a las monjas, indicó el medio Los Angeles Times. Recordando su pasado, con una familia de pastores evangélicos, la artista incluso habría cantado algo de gospel con las religiosas, asegurando que compraba el lugar para vivir con su madre y su abuela.
De las cinco monjas que se reunieron con la estrella, solo dos, Rita Callahan y Catherine Rose Holzman, no quedaron satisfechas con sus argumentos. Su postura fue enfática luego de googlear a la artista pop, viendo sus videos y performances. Así, las hermanas resolvieron aceptar otra oferta: la de la restauradora y promotora inmobiliaria Dana Hollister, que ofreció US$ 15,5 millones por el convento.
Ahí comenzaron los problemas, pues la arquidiócesis de Los Ángeles alega tener la propiedad del recinto y ellos prefieren la oferta de Perry. Por ello, interpusieron una demanda para detener esa venta.
"Sentimos que estamos siendo obligadas a violar nuestros votos religiosos", señalaron las monjas disidentes, que no pudieron imaginar a la diva del pop instalada en el lugar.
La propiedad fue adquirida en los años 60 por el filántropo Daniel Donahue, quien la vendió en US$ 600 mil a las hermanas del Inmaculado Corazón de María. Pero en 2005, el Vaticano concedió el poder de las decisiones sobre el convento a la arquidiócesis.
Según diario El País, la audiencia de este caso partirá el próximo 30 de julio.