La policía francesa lanzó gases lacrimógenos a los pies de la Torre Eiffel para frenar a un gran número de seguidores que intentaban acceder sin autorización a la zona de hinchas habilitada para seguir la final de la Eurocopa entre Portugal y Francia.
Las fuerzas de seguridad terminaron enviando un cañón de agua a presión para intentar parar a los citados hinchas, que quemaron contenedores y produjeron destrozos junto a la parisina plaza de Trocadero.
Las autoridades habían reforzado la seguridad con 6.800 agentes de policía y gendarmería tanto en las zonas de hinchas, como en el Estadio de Francia, en los Campos Elíseos y en el transporte público de la capital francesa.