Evandro sale a las calles de Río de Janeiro con una toalla atada a la cintura y con una invitación sugerente: "Ahorremos agua. Duchémonos juntos", dice el cártel que sostiene, según la agencia DPA. Una referencia a la crisis hídrica que se suma a los problemas que tiene Brasil por estos días. Como el carioca, son cientos los brasileños que aprovecharán el carnaval para tomarse con relativo buen humor el complejo momento que atraviesa el país.

Porque ni siquiera la fiesta más popular del año podrá opacar la crisis que atraviesa la Presidenta Dilma Rousseff, cuyo gobierno tocó fondo este mes al recibir su peor evaluación ciudadana hasta ahora, con un 44% de desaprobación. Y no sólo eso, es además la aprobación más baja que ha tenido un Presidente de Brasil desde 1999.

Sólo un mes atrás, Rousseff estrenaba el 2015 con los brazos en alto en la toma de posesión de su segundo mandato consecutivo. Tras el reñido balotaje del 26 octubre pasado, salió victoriosa a duras penas con el 51,6% de los votos, seguida muy de cerca por el opositor del Psdb, Aécio Neves (48,4%). A sólo un mes de su investidura, de acuerdo con una encuesta publicada la semana pasada por Datafolha, sólo un 23% de los brasileños aprueba a la jefa de Estado, una baja de 19 puntos en comparación con el mes anterior.

Son los peores números que ha tenido el oficialista Partido de los Trabajadores (PT), y coincide con el encuentro en Sao Paulo que sostuvo ayer la mandataria con su antecesor, el ex Presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Según la prensa brasileña, Rousseff habría acudido a su mentor en busca de ayuda para hacer frente a la crisis.

Consultado por La Tercera, el director de la consultora Augurium de Sao Paulo, Bolívar Lamounier, aseguró que la clave para entender la fuerte caída de popularidad de la mandataria fue la manipulación del electorado por parte de Rousseff durante la campaña de 2014. "Con la máquina de gobierno en sus manos, haciendo hincapié en negar la realidad de la crisis económica y contestando perentoriamente la intención de proceder a un ajuste fiscal, ella (Rousseff) logró imputar al candidato de oposición la exclusiva disposición a aplicar medidas impopulares", señaló Lamounier. Esa desconfianza ciudadana quedó patente en la encuesta de Datafolha, ya que un 46% de los encuestados dijo que Rousseff dijo más mentiras que verdades durante la campaña.

Lamounier agrega que la razón por la que la oposición no logró capitalizar el descontento fue porque para la población en países desiguales como Brasil "el bolsillo viene primero" que la corrupción.

El influyente columnista de Folha de Sao Paulo, Clovis Rossi, aseguró a La Tercera que en el período preelectoral "el descontento no era suficiente como para que los electores abandonasen a Dilma en favor de otra candidatura".

La caída de la popularidad de Dilma Rousseff del último mes se puede explicar, también, con tres problemas claves: el escándalo de corrupción de Petrobras, el estancamiento de la economía y la sequía.

Este mes la crisis que enfrenta la petrolera estatal se agravó con la detención temporal del tesorero del Partido de los Trabajadores (PT), Joao Vaccari Neto. El tesorero de Rousseff fue llamado a declarar bajo la sospecha de haber solicitado donaciones legales e ilegales a varias empresas socias de Petrobras. Además, Rousseff tuvo que nombrar a todo un nuevo directorio de la petrolera tras la renuncia de la presidenta María das Gracas Foster.

En este sentido, Lamounier es enfático en señalar que la crisis de Petrobras sólo puede conllevar a una fuerte recesión. "Y cómo imaginar algo diferente, con Petrobras en la situación que se encuentra, con media docenas de acciones judiciales graves, una nueva dirección desprovista de credibilidad, y llevando en su rastro varias de las mayores constructoras del país", agrega el director de Augurium.

Y esa recesión ya se manifestado en números. El Banco Central señaló que la actividad económica de Brasil se contrajo el año pasado 0,15% en comparación con 2013. El gobierno calcula que el PIB cerró 2014 con una leve expansión de 0,5%. Además, un pronóstico de economistas del Banco Central avecina que el crecimiento económico del país se estancaría completamente este año y que la inflación alcanzaría el 7,15% para fines de 2015.

Por si fuera poco, a todo esto se suma la crisis hídrica que obligó al menos a 30 ciudades de los estados de Sao Paulo y Minas Gerais a cancelar el carnaval. Según la agencia Reuters, en la ciudad de Sao Paulo la principal reserva de agua se encuentra a sólo un 6% de su capacidad. Muchos han comenzado a juntar agua en sus departamentos, mientras algunos cavan pozos caseros para alistarse ante el posible racionamiento forzado que podría mantener los grifos cerrados por cinco días a la semana hasta la próxima temporada de lluvias en octubre.

¿Qué le espera entonces a Brasil? Clovis Rossi es pesimista: "No habrá algo dramático, como sería el impeachment de la Presidenta Rousseff, ni soluciones reales a los problemas del país". Según Rossi "el mundo político se desconectó de la sociedad, pero esta no tiene la tradición de reaccionar en la calle, como siempre se ha hecho en Chile. Es una sociedad inorgánica".