A poco más de una semana de llegar a la Casa Blanca, Donald Trump afronta lo que podría ser su primera crisis presidencial. El mandatario defendió ayer la orden ejecutiva que promulgó el viernes que prohíbe la entrada a Estados Unidos de refugiados por 120 días, aunque en el caso de los sirios es indefinido, y además bloquea la entrada por 90 días de ciudadanos de siete países con mayoría musulmana: Irán, Irak, Libia, Siria, Somalia, Sudán y Yemen.
Las protestas en el país y el rechazo a la medida han ido en aumento mientras Trump hace oídos sordos a las críticas. Ayer, el ex Presidente Barack Obama dijo, a través de su portavoz, que apoya las protestas y que todos los estadounidenses debían ser "guardianes de la democracia". Además rechazó las afirmaciones de que el decreto de Trump estuvo inspirado en una política de su gobierno y afirmó que estaba en desacuerdo con la "idea de discriminar a individuos por su fe o religión".
A través de Twitter, Trump culpó a la aerolínea Delta y hasta al líder de los demócratas en el Senado, Chuck Schumer -quien lloró públicamente el fin de semana por la iniciativa-, de la confusión y caos que existe. "Sólo 109 de 325.000 personas fueron detenidas (...) Los grandes problemas en los aeropuertos fueron causados por un apagón informático en Delta... los manifestantes y las lágrimas del senador Schumer", escribió ayer. Además, más tarde agregó que "buscar a los terroristas antes de que puedan ingresar a nuestro país fue una parte importante de mi campaña. ¡Estudien el mundo!". El caos y la incertidumbre generados por la medida provocaron que ayer los principales mercados bursátiles del mundo, excepto Shanghai, retrocedieran.
Aquí las principales aristas de la orden ejecutiva:
* Irak e Irán responden
Irán fue el primer país en contraatacar la medida. Teherán anunció el sábado la prohibición de ingreso a su territorio de estadounidenses, siguiendo el principio de reciprocidad, y calificó la iniciativa como un insulto a los "musulmanes del mundo" y afirmó que eso fomenta "la propagación de la violencia y el extremismo". Las autoridades además sostuvieron que la medida estará vigente hasta que EE.UU. levante la prohibición. A dos jugadores de basquetbol de origen estadounidense pero que viven en Teherán se les prohibió el ingreso a Irán, luego de que fueran de vacaciones a Dubai.
Ayer, Irak siguió los pasos de su vecino y el Parlamento aprobó una medida de reciprocidad al mismo tiempo que pidieron que Trump rectificara la orden ejecutiva. El domingo, Bagdad llamó a reconsiderar la iniciativa y subrayó la cooperación de ambos países en la lucha contra el "Estado Islámico".
* Deportes
La prohibición de Trump podría tener un gran impacto en los deportes. De acuerdo a The New York Times, esto podría poner en peligro la relación de las competencias de lucha libre y amenazar las posibilidades de que Los Angeles sea sede de los Juegos Olímpicos de 2024. Desde el sábado, una serie de figuras deportivas han intentado entender cuáles son las implicancias que tendrá la medida de Trump.
Representantes de la NBA llegaron a la Casa Blanca y le pidieron al Departamento de Estado más información para ver si se le prohibirá a sus jugadores entrar a EE.UU.. Además, dos jugadores, Thon Maker, de los Milwaukee Bucks y Luol Deng, de Los Angeles Lakers, provienen de Sudán. Además, los equipos tienen un programa que identifica talentos en el extranjero para que jueguen por institutos o universidades.
* Disidencia republicana
Las críticas al plan del mandatario han llegado desde su mismo conglomerado. Los senadores republicanos Lindsey Graham y John McCain han liderado la ofensiva ya que temen que el veto "ayude más a reclutar terroristas que a mejorar nuestra seguridad". Ambos afirman que no se hicieron las consultas pertinentes. Otros congresistas también han salido a criticar a Trump, como Bob Corker o Mike McCaul, presidente del Comité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes, que dijo que la orden debía ser "ajustada". El líder de republicano del Senado, Mitch McConell, evitó apuntar directamente a Trump.
De acuerdo a The New York Times, el Presidente firmó la orden ejecutiva sin el consentimiento ni revisión legal del departamento de Seguridad Nacional. El periódico señala que Steve Bannon (ver nota secundaria), el principal asesor de Trump, supervisó la redacción que fue realizada por un pequeño equipo de la Casa Blanca. James Jay Carafano, miembro del equipo de transición de Trump, dijo que poco del trabajo que se realizó en el traspaso de mando fue compartido con funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional, del Departamento de Estado u otras agencias.
Asimismo, ayer la prensa estadounidense reveló que dentro del Departamento de Estado, los funcionarios están haciendo circular un "cable de la disidencia" que advierte que cerrar las puertas a 200 millones de personas podría profundizar la amenaza terrorista. Más de 100 diplomáticos y numerosos funcionarios del servicio exterior lo han firmado. Los que firman recuerdan que la enorme mayoría de los ataques han sido cometidos por estadounidenses o que muchos procedían de países que no están dentro de la prohibición, como Pakistán o Arabia Saudita.
* Jueces y universidades
Los fiscales generales de 16 estados promulgaron el domingo una declaración en la que condenan el decreto presidencial. Entre ellos se encuentran los de California, Nueva York o Pennsylvania. El sábado una jueza federal de Nueva York, Ann Donnelly, prohibió temporalmente las deportaciones. Asimismo, el fiscal general de Washington demandó al gobierno, convirtiéndose en el primero en desafiar judicialmente la orden ejecutiva.
En tanto, una serie de universidades tanto europeas como estadounidenses le pidieron a Trump retirar la medida. La presidenta de la Universidad de Harvard, Drew Gilpin Faust, invitó a la administración de Trump a revisar y abolir el reciente decreto y dijo que la diversidad es "un interés vital para nuestro país". La universidad de Chicago le pidió a sus alumnos que quienes pertenecían a esos países y tenían planeado viajar, consideraran sus opciones.