La primera generación de incubadora de talentos que sale de la universidad
Cuarenta escolares ingresaron en 2001 a un programa pionero de la UC que buscaba desarrollar talentos académicos.
Hoy, ellos están egresando de la universidad e insertándose en el mundo laboral. Acá cuentan cómo fue su paso por los estudios superiores y lo que ha significado para ellos dejar de ser "bichos raros": los únicos que se interesaban por la biología en vez de salir a jugar como sus compañeros.
NATALIA SÁNCHEZ: "QUIZÁS NO HABRÍA ENCONTRADO MI VOCACIÓN"
El área de las ciencias es un terreno en el que hay pocas mujeres. Natalia Sánchez es una de las excepciones. A sus 24 años, ya tiene dos publicaciones científicas. Y está pensando en postular a un doctorado.
El camino que recorrió Natalia para llegar hasta donde está tiene varias escalas. Porque hace ocho años, cuando estaba en el Liceo Benjamín Vicuña Mackenna, de La Florida, ni siquiera sabía qué quería estudiar. Pensaba que su futuro estaría en alguna carrera como Sicología.
Ella se sabía una estudiante talentosa, incluso antes de ingresar al PentaUC -su promedio fue de 6,9 en la enseñanza media-, pero el camino no era fácil. Después de todo, sus compañeros no lograban más de 500 puntos promedio en la PSU y nadie en su familia había llegado a la universidad.
Ante esta situación, era claro que su talento necesitaba un empujoncito. Fue lo que pasó cuando fue seleccionada para entrar en el PentaUC, en 2001. Natalia estaba en segundo medio y por una casualidad -eligió sin pensarlo mucho un curso de Biología- entró en un laboratorio y descubrió que eso era lo que quería hacer.
En la universidad, también egresó con el mejor promedio de su generación, un 5,9. "Nunca me ha costado estudiar. Si alguien me explica una materia difícil una vez la entiendo, a mis compañeros les costaba más", dice. Hoy trabaja en el laboratorio de Biología Celular de la Facultad de Ciencias Biológicas de la UC. Al preguntarle qué hubiese pasado si no hubiera tenido la oportunidad de trabajar sus talentos, no se lo imagina. "Quizás no habría encontrado mi vocación".
JENNIFER ROMERO: "APRENDÍ QUE LOGRAR LAS METAS DEPENDE DE CADA UNO"
Jennifer Romero está terminando Sociología y será la primera universitaria de su familia. Antes de entrar al PentaUC, jamás habría imaginado que estudiaría eso. Ahí descubrió que le gustaban las estadísticas y al hablar con sociólogos decidió que era lo que quería. Aunque siempre pensó que su elección para el programa era un error. "No éramos los mejores alumnos ni veníamos de los mejores colegios, no nos teníamos mucha fe". Este es el primer cambio que opera en los estudiantes que ingresan al programa. Se encuentran con alumnos que tienen intereses similares, dejan de sentirse bichos raros y comienzan a fortalecer su autoestima. "En el colegio, si uno estaba interesada en alguna materia, los compañeros no pescaban. Pero en el Penta teníamos una curiosidad en común y si alguien planteaba una pregunta, entre todos inventábamos una respuesta". De no saber que son talentosos, terminan eligiendo la carrera que quieren y finalizándola con éxito. Es el caso de Jennifer. Sus metas son titularse primero y seguir estudiando después. "Uno aprende que depende de cada cual el lograr las metas", dice.
ELIZABETH RAMOS: "EL SENTIDO DE ESFUERZO ME LO DIO EL PENTAUC"
El año 2003, Elizabeth Ramos ingresó a Química y Farmacia. Hoy está terminando su tesis en el centro de Investigaciones Médicas de la Universidad Católica, acerca de la investigación sobre una enzima involucrada en regular la presión arterial y que está recién comenzando a estudiarse en el mundo. Para llegar hasta ahí, Elizabeth hizo varias escalas. Primero, en el Liceo de Puente Alto, donde ya sentía un interés por Biología y Química, y aunque las clases, para ella, eran algo aburridas, sacó un 6,7 de promedio. Luego, quedó seleccionada en el PentaUC y ahí confirmó su vocación, después de tener contacto con los laboratorios de la que después sería su facultad.
Cuando niña, se sentía distinta a sus compañeros, porque mientras el resto se quejaba por las tareas, ella las hacía con gusto. Además, se pasaba horas en su casa investigando más sobre las materias que le habían pasado en el colegio.
El paso por el PentaUC cambió su percepción. "Vi a compañeros igual de interesados que yo y entendí que tenía que aceptarme como soy".
Cuando llegó a la Universidad Católica, la diferencia con sus compañeros también fue notoria. No faltaba nunca a clases, y aunque carreteaba, al otro día llegaba igual a la facultad. "Tenía muchos compañeros que faltaban, sobre todo el primer semestre. Yo, aunque disfrutaba de las fiestas igual que ellos, siempre tuve claro que estaba ahí porque quería sacar mi carrera", dice. Se define como responsable antes que estudiosa y su promedio, cercano al 5,5, lo confirma.
Dice que eso se lo debe, en parte, al PentaUC. Ahí aprendió que el talento sin esfuerzo no servía y se volvió rigurosa con los horarios. Reconoce que, incluso, ha sido un poco fanática: sólo faltó una vez en dos años a las clases del taller de la UC.
¿QUÉ ES PENTAUC?
Es un programa dirigido a estudiantes que cursan entre 6º año básico y 4º año medio, que destacan por su potencial y habilidades académicas en las áreas de Ciencias Sociales, Ciencias Naturales, Humanidades o Matemáticas.
El programa ofrece a los 200 alumnos que recibe cada año cursos de distintas áreas del conocimiento a cargo de profesores universitarios, los que se realizan los viernes y sábados, así como talleres de desarrollo personal e instrumentales (como inglés y computación) que los niños escogen de acuerdo a su motivación e intereses.
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