El acuerdo ya es un hecho y en las próximas horas Claudio Bravo podría ser nuevo jugador del Barcelona. Ayer, el representante del portero, Cristián Ogalde, se reunió con los directivos azulgranas; mientras que el club habría hecho gestiones para que Real Sociedad allanara la salida del chileno, quien tiene contrato hasta 2017.

La cláusula de rescisión en el cuadro vasco es de 41 millones de dólares, pero ante el deseo de emigrar del arquero, los donostiarra accederían a una rebaja, como una forma de reconocer el aporte que el buinense ha realizado al club, al que llevó a disputar la primera Champions League de su historia.

La operación bordearía los US$ 12 millones, más otros ingresos variables, relacionados con el rendimiento que tenga el club catalán con el chileno en el arco, e incluiría el traspaso del tercer guardameta de los catalanes, Oier Olazábal, a quien Luis Enrique no considera en el plantel y a quien le resta un año de contrato con el club de la Ciudad Condal. Su pase está avaluado en poco más de un millón de dólares.

Sin embargo, el principal problema está relacionado con el salario del guardameta. Pese a su rol secundario en la plantilla culé, Oier percibe una renta de 500 mil dólares anuales, lo que lo convertiría en uno de los jugadores mejor pagados del equipo de San Sebastián.

Bravo ya tomó la decisión de partir. El director deportivo de Barcelona, el ex portero Andoni Zubizarreta, le habría garantizado la opción de disputar la titularidad en igualdad de condiciones con el alemán Marc-André Ter Stegen, quien también llegó esta temporada desde el Borussia Mönchengladbach. Cercanos al capitán de la Roja explicaron que también le seduce la posibilidad de aspirar a títulos europeos con el que sería su nuevo club.