Han pasado 44 años desde su estreno en el Festival de Cine de Nueva York, el más intelectual y prestigioso de Estados Unidos, y el filme de pretensiones eróticas y existencialistas de Bernardo Bertolucci aún sigue dando aletazos. Son, siguiendo la tradición que lo hizo famoso, alardes extra artísticos y susceptibles de recogerse en la prensa policial, del corazón o derechamente en la crónica clínica de las patologías siquiátricas asociadas al arte. En esta ocasión, todo ha sido algo aún más extraño: se trata de la detallada descripción que el propio Bertolucci ofreció de la llamada "escena de la mantequilla". O sea, del pasaje en el cual el personaje de Marlon Brando viola en el suelo a Jeanne (la actriz Maria Schneider, con 19 años en ese tiempo) utilizando mantequilla como una suerte de lubricante en el coito.
Es raro, en primer lugar, porque es una entrevista de la televisión holandesa del año 2013 que ya se conocía y que se viralizó hace dos semanas a través del portal español El mundo de Alycia. En segundo lugar, sólo el pasado fin de semana los medios de Hollywood (Variety, Deadline, Elle, entre otros) tomaron la posta noticiosa del ruido mediático causado por las palabras del realizador e inmediatamente varias celebridades de Hollywood salieron al paso para rechazar y condenar la película, que de alguna manera se las ha arreglado para mantener su estatus de culto durante décadas y décadas.
Las palabras de Bernardo Bertolucci (1941) hacen referencia al pasaje en el cual Paul (Brando) violenta sexualmente a Jeanne en su departamento de París. Se trata de un pasaje en el que la muchacha grita y llora y que según Bertolucci corresponde en la práctica a una experiencia real, no a una mera actuación. Para ser justos, la propia Maria Schneider (fallecida en 2011, a los 58 años) había dicho en 2007 al diario británico Daily Mail que en aquella escena se había sentido "humillada... de alguna manera violada, tanto por Marlon como por Bertolucci. Después de esa escena Marlon no me consoló ni se disculpó. Por suerte fue sólo una toma".
El realizador lo describió con estas palabras en la entrevista que actualmente provoca controversia: "Aquella escena fue una idea que Marlon y yo tuvimos en la mañana, antes de la filmación. En el guión decía que él debía violarla de alguna forma. Junto a Marlon desayunábamos en el piso del departamento donde rodábamos y al ver en el suelo el pan baguette y la mantequilla, ambos supimos lo que queríamos. Sin embargo, de alguna manera, fui un tipo horrible con Maria pues nunca le dije qué iba a pasar. Lo hice así porque quería su reacción como niña, no como actriz. Quería que reaccionara humillada y que gritara '¡No, no!'. Creo que me odió por eso, y también a Marlon, pues no le dijimos. Además estaba ese detalle de la mantequilla usada como lubricante. Aún me siento culpable por eso. Me siento culpable, pero no me arrepiento. A veces, en las películas, para lograr algo, debes ser totalmente libre. No quería que Maria actuara su humillación, su rabia. Quería que ella sintiera eso. Después, ella me odio el resto de su vida".
Vertidas públicamente en los principales medios anglosajones con la respectivo link al sitio español, las declaraciones encendieron los ánimos de varios, empezando por la actriz Jessica Chastain (La noche más oscura), quien el sábado escribió en Twitter: "A todos quienes aman esta película: lo que están viendo es una mujer de 19 años violada por un hombre de 48. El director planeó su ataque. Me siento enferma". Poco después el actor Chris Evans (Capitán América) la siguió en la red social:
"Nunca volveré a mirar esta película, a Bertolucci o a Brando de la misma manera. Esto es más que asqueroso. Siento rabia". Su colega Anna Kendrick (Amor sin escalas) aludió a las antiguas declaraciones de la protagonista de El último tango: "María Schneider dijo esto mismo varios años atrás. Cada vez que yo lo repetía ante los hombres solía obtener caras de fastidio".
Tras la batahola mediática desatada en Estados Unidos, fue el propio Bertolucci quien ayer realizó una declaración pública, negando que la actriz no estuviera enterada de la escena de sexo. Ahí decía: "Me gustaría, por última vez, aclarar este ridículo malentendido que continúa generando comentarios de prensa en el mundo... Yo especifiqué, pero tal vez no fui claro, que decidí junto a Marlon Brando no informar a Maria que usaríamos la mantequilla. Queríamos una reacción espontánea al uso impropio (de la mantequilla). Ahí reside el malentendido: alguien pensó, y aún piensa, que María no fue informada de como sería la escena total. ¡Eso es falso! Ella lo sabía todo, porque había leído el guión, donde todo estaba descrito. La única novedad era la idea de la mantequilla".
Más allá del desconocimiento de la "novedad" inventada por Bertolucci y Brando en esa mañana antes del rodaje, Schneider jamás se sintió cómoda en la película que contaba la improbable relación entre esta joven parisina y un estadounidense viudo y con tendencias autodestructivas. "La película me hizo mal y luego caí en las drogas: primero la hierba, luego la cocaína, el LSD y la heroína... No disfrutaba la fama y las drogas eran mi escape. Tomé pastillas para suicidarme y sólo me salvé porque Dios quiso que no me fuera", declaró Schneider en la entrevista de 2007 al Daily Mail.
Objeto de adoración por la cinefilia de los años 70 y prohibida en varios puntos del orbe por su explícito contenido sexual (en Chile recién se dio en 1992), El último tango en París fue nominada a los Oscar a Mejor Actor y Mejor Director, transformándose en la única película de raíz erótica de la historia que alcanza la aprobación de la Academia de Hollywood. La influyente crítica Pauline Kael llegó a decir que la cinta "había cambiado para siempre la cara de una forma de arte". El paso de los años, sin embargo, ha sido relativamente inclemente para la propuesta de Bertolucci y para algunos es más bien sólo un producto de su época.
La realizadora chilena Alicia Scherson (El futuro), al ser consultada sobre la controversia reciente, afirma a La Tercera: "Como muchas mujeres artistas me he criado con varios referentes que al mismo tiempo vienen de un mundo muy machista y dominado por el hombre. Tenemos todos estos modelos, de grandes directores, todos hombres, de la Nueva Ola francesa y muchos de ellos machitos, con novias de 17 años, gente que hacía lo que quería. Me gustó mucho en su momento El último tango en París, pero por otro lado ninguna película justifica nada, ningún tipo de 'libertad' especial o guardar secretos. Es una forma de hacer cine que es muy del siglo XX, del artista que hace lo que quiere con los actores y que pone su ego encima de todo. Creo que eso tiene que ser superado".
El realizador José Manuel "Che" Sandoval (Soy mucho mejor que vos) alude a la postura de Bertolucci, cuando éste dice que se siente "culpable", pero no "arrepentido" de la escena filmada: "Me parece que toma una actitud deliberadamente provocadora, quizás buscando una reacción de alguien". Y agrega: "Haya o no violación, creo que es horroroso que una obra de arte esté sobre la integridad humana o, incluso, sobre la de un animal. Tenemos que pensar que son películas y que hay formas de generar verdad desde otros lugares".