Afines de junio próximo, tras la elección de una nueva mesa directiva, el ex senador Carlos Larraín dejará la presidencia de Renovación Nacional (RN) luego de ocho años a la cabeza del partido.
Entre los planes que ha explicitado para lo que será su alejamiento de la primera línea política -en marzo también dejó el escaño en el Senado por Valdivia-, el ex concejal se abocará a la fundación "Luis Claro Solar", que creó en honor a su bisabuelo y que busca ser un aporte a la formación de nuevos liderazgos de la centroderecha.
Sus más cercanos señalan que "don Carlos" -como se lo conoce transversalmente en Renovación-, pese a que abandonará el "timón" del partido, apuesta por mantener una participación en posiciones clave que le garanticen un grado de influencia en las decisiones de la colectividad de Antonio Varas durante los próximos años.
Su futuro rango de ex presidente le otorgará un puesto en la comisión política, organismo vital en el partido y que resuelve gran parte de las definiciones políticas de la colectividad.
Paralelamente, Larraín se presentará como candidato a consejero general en la elección del 31 de mayo próximo, cuando se vote también la futura mesa partidaria.
Como consejero, Larraín tendrá "voz y voto" en uno de los órganos centrales del partido, del cual dependen, entre otras decisiones, el apoyo a quien designe RN como próximo candidato presidencial.
Según los estatutos, el único requisito que necesita el ex senador es postular previamente como consejero comunal, para lo cual escogió el distrito 23, el mismo en que fue elegido en tres períodos consecutivos como concejal por Las Condes.
A su presencia tanto en la comisión política como en el consejo se suma el estrecho vínculo que podría mantener Larraín con la próxima directiva en caso de que Cristián Monckeberg logre imponerse en la elección del 31 de mayo. La lista del diputado contempla la permanencia de Mario Desbordes como secretario general, uno de los hombres más cercanos al ex concejal al interior de Renovación y a quien ha acompañado durante los últimos cuatro años en la testera del partido.
En el intertanto, algunas voces cercanas al ex parlamentario han impulsado la idea de dotar a Larraín de algún "título honorario", especialmente creado por la colectividad para el ex senador.
Sus defensores exponen como principales argumentos el largo período que se mantuvo al frente del partido -sólo superado por el senador Andrés Allamand, que fue presidente durante nueve años en la década de los 90-, haber liderado RN durante el primer gobierno de centroderecha en 20 años y la ascendencia que mantiene en las bases, y que para algunos se graficó en el casi 80% de apoyo que obtuvo en la última elección interna.
La idea se enfrenta con quienes han sido críticos de la conducción del ex senador, a quien culpan de la "crisis" que significó la renuncia en menos de dos meses de cinco parlamentarios: los senadores Lily Pérez, Antonio Horvath y los diputados Joaquín Godoy, Pedro Browne y Karla Rubilar; además del ex ministro del Interior Rodrigo Hinzpeter, que terminó por cristalizar la difícil relación entre Sebastián Piñera y Larraín durante el gobierno del ex presidente.
Así, para muchos Larraín buscará marcar el paso del "piñerismo" al interior del partido, considerando la posibilidad de que el ex mandatario intente reelegirse el 2017.