Opera en 126 ciudades de 37 países, incluido Chile (ver recuadro). Cuatro años después de su lanzamiento, su valor fue tasado la semana pasada en US$ 18.200 millones y cuenta con inversionistas de la talla de Google y la neoyorquina Goldman Sachs. Se trata de la aplicación estadounidense Uber, que contacta a personas que requieran realizar un viaje urbano y conductores particulares dispuestos a efectuar dicho trayecto a cambio de un pago con tarjeta de crédito. El servicio gana día a día más adeptos y detractores. En este último grupo se encuentran los taxistas europeos, que ayer sembraron el caos en las grandes ciudades del Viejo Continente para protestar contra un modelo de negocio que, según afirman, amenaza su fuente laboral al no cumplir con las diversas legislaciones sobre transporte de pasajeros, principalmente aquella referida a la obtención de licencias de conducir especiales para poder prestar el servicio (ver infografía).

Así, y según el Sindicato Ferroviario, Marítimo y del Transporte (RMT), unos 10.000 "cabbies" londinenses circularon a baja velocidad o se detuvieron en algunas de las avenidas de la capital británica para demostrar su descontento con la aplicación, incluidos los alrededores de la Plaza de Trafalgar y el Palacio de Westminster. Aunque esta manifestación duró sólo una hora, aquello fue suficiente para hacer colapsar las calles de Londres, justo el objetivo que buscaban los conductores de los tradicionales taxis oscuros.

Mucho más duraron las manifestaciones en otras grandes urbes, como París, Madrid, Berlín, Milán y Barcelona. En la mañana, por ejemplo, se provocaron tacos por un total de 300 kilómetros en las entradas de la capital francesa al salir caravanas de taxis desde los aeropuertos Roissy-Charles de Gaulle y Orly, consignó la agencia Efe. Los habitantes de Marsella, Nantes y Rennes también se vieron afectados por las protestas.

Al mediodía, más de 600 taxis partieron desde distintos puntos de Berlín para concentrarse en las inmediaciones del estadio olímpico, mientras que caravanas similares hubo en Hamburgo, Colonia y Múnich. En Milán y Nápoles, unos 5.000 y 150 taxis, respectivamente, se sumaron a la paralización. El servicio, sin embargo, estuvo disponible para ancianos, enfermos y discapacitados, según dijo a Efe el presidente de la Asociación de Taxistas milaneses, Claudio Severgini.

En Madrid y Barcelona, los taxistas decidieron paralizar por 24 horas. En las ciudades españolas, vehículos privados sospechosos de operar bajo la modalidad Uber, incluso fueron atacados por los manifestantes. El gobierno local catalán ya pidió el cese de operaciones de la aplicación.