El desarrollo de los Juegos Olímpicos Atenas 2004 elevó a esta versión de la megacita deportiva global a una positiva evaluación, acallando algunas críticas previas que pesaban sobre el comité organizador. Al cumplirse esta semana exactamente 10 años desde que la llama olímpica comenzara a iluminar la contienda que por 16 días logró centrar las miradas en el país cuna de la cita atlética, el panorama es completamente diferente: la mayoría de las instalaciones edificadas especialmente para los JJ.OO. exhiben hoy claramente las huellas dejadas por el paso del tiempo, el desuso y la falta de mantención. La gran culpable de ello: la crisis económica que ha afectado al país en los últimos años.

Así, por ejemplo, el estadio olímpico de la capital griega sólo alberga partidos de fútbol del AEK, un equipo de glorioso pasado, pero que en la temporada 2013-2014 jugó en tercera división. La agencia Efe, además, sostiene que la piscina olímpica, el velódromo y las canchas de tenis sólo sirven para entrenamientos. La única instalación del complejo olímpico ateniense utilizada regularmente es el estadio techado, en el cual entrena y compite el equipo de básquetbol Panathinaikos, agrega ese medio.

Fuera del complejo, el centro de bádminton fue transformado en un teatro, el Centro de Prensa Olímpico en un concurrido mall, y áreas del ex aeropuerto de Atenas han sido vendidas.

Sobre los costos reales de la cita aún no hay concordancia, aunque la agencia Reuters señala que estos Juegos Olímpicos costaron el doble del presupuesto inicialmente acordado. De acuerdo con Efe, no hay coincidencia entre los políticos sobre cuánto dinero fue desembolsado entonces, dado que las estimaciones varían entre US$ 6.690 millones y US$ 36.144 millones.

Lo que sí es indiscutible es que el déficit presupuestario se disparó, pasando de cerca del 3,7% del producto interno bruto (PIB) en 2002 a un 7,5% en 2004; en cuanto a la deuda fiscal, en un año aumentó de US$ 243.641 millones a US$ 269.076 millones. En 2005, en tanto, Grecia se transformó en el primer país en ser colocado bajo monitoreo fiscal por parte de la Comisión Europea.

El patente declive del legado deportivo ateniense refleja las vicisitudes que han debido afrontar los griegos debido a largos años de crisis económica y financiera. Muchos, incluso, identifican a la realización de los JJ.OO. como una de las causas detrás de la situación que los aqueja desde finales de 2008. La agencia Reuters destaca, además, que aquellos griegos que en 2004 se hincharon de orgullo, hoy sólo sienten ira. "Gastaron dinero que no tenían -nuestro dinero, el dinero de los contribuyentes- en una gran fiesta. ¿Queda algún dinero para celebrar?", se quejó ante dicho medio la dueña de una tienda de abarrotes.

La revista Businessweek destacó en un artículo de 2012 que si bien está "claro que los JJ.OO. no provocaron por sí mismos un colapso económico (...) sí personificaron los problemas estructurales que aquejaron al país durante décadas. No es sólo una cuestión de cuánto dinero se gastó, (sino que) también la forma en que se gasta y desde dónde provino (...) Los JJ.OO. fueron sólo una de varias áreas donde el gasto público se realizó sin control y que fue financiado por un endeudamiento insostenible".

Al igual como sucedió antes de la inauguración de Atenas 2004, hoy la organización de los JJ.OO. que tendrán lugar en Río de Janeiro en 2016 también exhibe retrasos considerables, al punto de que en varias ocasiones el Comité Olímpico Internacional ha debido presionar para que las obras avancen a mayor velocidad. A la fecha, además, el presupuesto para el evento alcanza ya US$ 10,76 mil millones, un 25% más que lo planeado.