Los 53 días de pesadilla que transcurrieron entre el 19 de agosto y el 11 de octubre de 2016, con el lanzamiento y posterior descontinuación de Samsung Galaxy Note 7, pasarán a la historia como uno de los capítulos más infames en la industria de la telefonía móvil. El recién estrenado dispositivo, llamado a ser uno de los productos estrellas de su generación, acaparó la atención mundial por un problema en sus baterías que los hacía prenderse en llamas espontáneamente, algo que pasó de un caso aislado a derivar en la detención de la producción del modelo por parte del fabricante. Un escándalo a todas luces, considerando la inversión en un área cada vez más exigente y en donde un solo error de estrategia puede marcar el declive de una compañía, como en los casos de Nokia y BlackBerry.
El smartphone -que no alcanzó a llegar oficialmente a Chile- destacó justamente en un área completamente dominada por la surcoreana en ventas mundiales en el complicado segmento de los dispositivos "premium", donde lidera junto al iPhone de Apple. Además, desde su estreno en 2011, la línea Note siempre destacó por sus prestaciones, la posibilidad de interactuar con el lápiz inteligente S-Pen y su tamaño de 5,1 pulgadas, considerado monstruoso en su tiempo pero que marcó un modelo a seguir para los fabricantes que en un principio miraron con escepticismo al recién llegado.
Galaxy Note 7 contaba para ello con grandes novedades, como una pantalla curva heredada de su primo S8, resistencia al agua, mejoras en el lápiz inteligente S-Pen, gran capacidad de batería y un inédito lector de iris para el desbloqueo, con lo que se diferenciaba favorablemente de su competencia. Sin embargo y aunque las críticas fueron favorables, al poco tiempo comenzaron los problemas. Los reportes de modelos de Note 7 encendiéndose mientras se cargaban fueron en aumento, con casos en Corea del Sur y EE.UU., principalmente, llegando incluso a ser prohibidos por varias aerolíneas, incluyendo a Chile. A pesar de la rápida respuesta de Samsung, que confirmo las fallas, liberó una actualización que limitaba la carga de la batería a un 60% y ofreció el recambio del aparato a los clientes -se estiman dos millones de unidades-, los casos continuaron apareciendo, provocando el retraso del lanzamiento del terminal en varias regiones.
Así, y viendo que los casos se repetían peligrosamente, Samsung se vio obligada a retirar el aparato de circulación, bloqueando la red móvil a quienes se nieguen a devolverlo y lanzando una actualización que convertiría al aparato en un "ladrillo", sin funciones activas. Ya en enero de 2017, la firma reveló que el problema provino de dos distintos proveedores de baterías, siendo uno de ellos una división de la propia empresa: en un caso se trató de revestimientos pequeños que provocaban cortocircuitos, y en el otro el error se produjo por la creciente demanda de baterías, lo que derivó en errores en la fabricación de las membranas de aislamiento.
"Lo consideramos un proceso de aprendizaje. Nos dimos cuenta que no solo teníamos que ser innovadores en cuanto al valor agregado de un aparato, sino en ser cuidadosos y responsables en el proceso de desarrollo de producción del producto. Fue la gran lección que tomamos", afirma Fernando González, Product Manager de Smartphones de Samsung Chile.
El escándalo no es menor, ya que además de las pérdidas estimadas por analistas en 10 mil millones de dólares, muchos consideraron en su momento que el hecho podría afectar gravemente a la imagen de la marca, tomando en cuenta la competencia con los terminales chinos de bajo costo y el hecho que los smartphones sean una de las actividades principales de Samsung, que también produce electrodomésticos y chips de memoria. Todo esto sin considerar a Apple, que en septiembre lanza el smartphone que marca los 10 años del iPhone y con el que mantiene una dura lucha por el primer lugar, puesto que mantiene gracias a sus distintos modelos.
"Creemos que la marca no se vio perjudicada por lo ocurrido con Note 7. Nosotros hicimos públicos y visibles los procedimientos de seguridad, mas de ocho pruebas que se intensificaron para S8 y también para Note 8, en temas de batería, resistencia o detalles como la certificación contra polvo y agua, en donde en este caso el diseño completo también cumple los mismos atributos", asegura González.
Fue en ese escenario como tras el buen recibimiento de Galaxy S8 y S8+, hoy en Nueva York Samsung hizo su propio mea culpa a poco más de un año del escándalo, presentando la nueva generación del dispositivo, Galaxy Note 8, haciendo una clara alusión al malogrado smartphone de 2016: "Por supuesto, no olvidaremos lo que ocurrió el año pasado", afirmó DJ Koh, Presidente Global de Comunicaciones de Samsung.
La revancha
Tras el salto de Galaxy Note 5 directamente a Note 7 para equiparar los modelos existentes con S7 y S7+ (buscando que el aparato no se viera "menor"), éste fue el primero en ser lanzado con escáner de iris, función que debido a la descontinuación del aparato no pudo ser aprovechada en su totalidad, al menos hasta Galaxy S8. Es por ello que el nuevo Galaxy Note 8 estaba obligado a mostrar algo más, y demostrar que no sólo se trata de una actualización menor.
"Su punto de comparación es Note 5: la cámara posee doble lente, un modo de desenfoque que mejora incluso lo de S8 y S8+, el S-Pen capta de mejor forma el pulso y la cantidad de herramientas y funciones es más amplia, la asistente Bixby puede traducir desde texto hasta monedas extranjeras y otros", señala Fernando González.
En un primer acercamiento con Galaxy Note 8, la evaluación es más que positiva. Visualmente estaca un aspecto más profesional y sobrio, una pantalla amplia de 6,3 pulgadas que abarca casi toda la superficie del aparato y que muestra colores vivos e intensos, y que en términos de novedades mejora bastante lo visto en Note 7, como la multi ventana, el modo "screen off memo", que nos permite escribir con el lápiz en pantalla bloqueada con hasta 100 páginas, un sistema de aplicaciones pareadas personalizables para ser usadas como multitarea, más puntos de presión dependiendo si presionamos o no el lápiz, y la posibilidad de incluir fotos o textos animados en las plataformas de mensajería, entre otros.
Uno de las grandes potenciales será la asistente de voz "Bixby", presentada con Galaxy S8 y que tuvo su primera expansión este martes a 200 países justo un día antes de la presentación de Note 8. Ahora la asistente tendrá la posibilidad de ampliar su base de datos y podrá incluir al lápiz S-Pen en su cadena de aprendizaje, aunque queda por ver la comparación con Siri de Apple y Google Assistant, que llevan bastante más tiempo en el mercado.
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Otro punto importante es el lector de iris, sistema que añade una capa más de seguridad al código alfanumérico de Android, la plataforma Knox de seguridad de Samsung y el lector de huellas dactilares ahora ubicado en el área posterior del aparato. Aunque el lector de iris ha sido hackeado en distintas pruebas tras su lanzamiento, González indica que esto no es más que un proceso normal dentro de lo que podemos esperar para estas innovaciones: "Continuamente nos encontramos mejorando y aprendiendo de las experiencias, y aún así el lector de iris es 200 veces más seguro que la huella dactilar", afirma.
Asimismo, Note 8 representa el primer paso de Samsung con las cámaras dobles, ya presentes en los smartphones de Huawei y que también se esperan en el próximo iPhone. En este caso, las cámaras de Note 8 permitirá jugar con la profundidad de campo con un modo llamado "Live Focus", poseen zoom de 12 mpx y otro de ángulo amplio de 12 mpx, ambas con estabilizador y autofoco, y que se complementan o entregan distintas imágenes dependiendo de lo que queramos.
Entre otras características técnicas, cuenta con un procesador Octacore de 2,3 ghz a 64 bits con 6 GB de RAM, modelos de 64, 128 y 256 GB de almacenamiento y batería de 3300 mAh, un poco menos que Note 7. A Chile llegará a un precio de $849.990 en la versión de 64 GB en octubre y en colores negro y dorado (otros dos colores llegarán antes de fin de año) debutando una versión de doble tarjeta SIM, pero sólo a la venta en el retail. Hasta el momento de su presentación, la única operadora que confirmó su llegada es Movistar.