UNA DE LAS GRACIAS del Ranco es que posee un camino que circunda completamente sus 124 km. Es la ruta T 55 o Red Interlagos.

Pocos lagos del sur ostentan una circunvalación como esta. No es poco cuando se sabe que la superficie de 410 km2 del Ranco corresponde a la del tercer lago más grande de Chile.

Hoy en día esta ruta tiene 75% de asfalto. Se está trabajando para que quede totalmente pavimentada a principios del 2014, incluida una ciclovía de 9 kilómetros, que convertirá a esta ruta en un gran atractivo turístico, aunque todo transporte es apto para adentrarse por la cautivante historia que el Ranco narra en distintos capítulos.

Futrono: huincas y peñis

Ubicado encima de una meseta, en la zona norte del lago y a 938 km de Santiago, Futrono es el principal centro económico y turístico de esta cuenca lacustre. Balmaceda, su avenida principal, es el punto de reunión de sus habitantes; colonos y mapuches, quienes llegan a intercambiar productos.

Una cosa a considerar en Futrono es la artesanía. Existe una feria con trabajos de cerámica, madera (ojo con sus muebles) y cestería. Para textiles de lana, dato fijo es Oveja Negra (Balmaceda 715. Teléfono: 9-2112654). Su dueña, María Solís, junto a mujeres de Futrono y alrededores, elaboran trabajos bajo el telar mapuche de dos varas. Una antigua técnica que logra tupidos tejidos. Destacan por colores y diseños, telares ($ 60.000), ponchos ($ 80.000) y chalecos ($ 25.000).

Desde el muelle del pueblo sale un transbordador todos los días (salvo los jueves) a Huapi, la principal isla de un archipiélago ubicado en medio del lago.

La isla Huapi es el mejor reflejo de la presencia de los mapuches huilliches en la cuenca del Ranco, establecidos aquí hace 400 años. Luego de 45 minutos de navegación, se continúa a caballo o en carreta para conocer playas, cuevas volcánicas y a sus 600 habitantes, quienes enseñan sus tradiciones y creencias.

¿Y playas? La mejor es Coique, a 7 km del pueblo. Camino a ella está De Pellín y Coigüe, uno de los mejores restaurantes del Ranco. Salmones y carnes a la espada con una panorámica perfecta del lago y sus verdes prados. (Condominio San Andrés s/n. teléfono: 63-247667).

La playa, de arena blanca, tiene zona de camping y el fastuoso complejo turístico Bahía Coique (www.bahiacoique.cl), con canchas de tenis, golf, cabalgatas y deportes náuticos, además de alojamiento.

Ranco profundo

Siguiendo el sentido de las agujas del reloj, la T-55 se interna por un valle donde emerge la selva valdiviana. A 14 kilómetros de Futrono un desvío, apto sólo para 4x4 y bicicletas, sale al norte a conectarse con la ruta de los siete lagos.

La T-55 vuelve a la orilla del Ranco a enseñar la hermosa playa de Huequecura, donde cabañas y casas de verano miran en dirección al lago con imponentes cerros a sus espaldas.

Uno de ellos es el gigantesco morro que domina a Llifén. Caserío ubicado a 20 kilómetros de Futrono. Desde aquí, un camino se interna por la cordillera y llega tras 12 km al lago Maihue, el mismo que acogió la huída de Neruda hacia Argentina cuando fue perseguido por la Ley Maldita. Muchos de sus poemas seguro se inspiraron en este lago rodeado de tupidas montañas, con bosques y cascadas. En el último tiempo, el Maihue y el río Calcurrupe, que nace en sus aguas y desemboca en el Ranco, han pasado a ser afamados circuitos de pesca deportiva.

En el kilómetro 3 de este camino se encuentra la hostería Chollinco. Un fundo ecoturístico que además de poseer cabañas con vistas a la cordillera y al Calcurrupe, oficia de lodge y ofrece actividades como canopy, trekking y cabalgatas (www.hosteríachollinco.cl).

Volviendo a Llifén, nos encontramos las reponedoras termas del mismo nombre, con piscinas y tinas con hidromasajes, cada una con su temperatura y dosis de azufre de napas subterráneas. Existe también en el lugar un spa con masajes y tratamientos corporales en base a barro, leche y miel (www.termasllifen.cl).

Zona cero

La ruta se adentra por el Ranco más solitario y ajeno al turismo. Es el tramo donde se construye la ciclovía, con partes ripiadas, otras de pavimento. Nueve kilómetros bastan para encontrase con los rugientes saltos del río Nilahue. Protagonista hace año y medio cuando arrastró hasta el lago todo lo provocado por la erupción del Cordón Caulle.

Las comunidades huilliches de este sector fueron las más perjudicadas por el Caulle, turismo incluido. En especial Riñinahue. Principal localidad y un diamante en bruto del ecoturismo, al estar rodeado por ensenadas con playas, bosques centenarios, abruptas montañas y docenas de ríos que nutren al Ranco.

Vale la pena quedarse un par de días en Riñinahue para explorar sus alrededores. El hostal ($ 12.000 p/p), cabañas ($ 35.000) y restaurante San Francisco, de la señora Judith Carillo y su familia es una acogedora opción (teléfono: 8-2920946). Fue el centro de operaciones de la prensa y las autoridades en la erupción del Caulle, ubicado a escasos 20 km del lugar y al cual hoy se puede acceder como ruta turística, por el Paso de la Mula, una angosta ruta volcánica del río Nilahue, como principal atracción.

Una segunda opción desciende por un bosque de arrayanes hacia la playa. En el camino se ubica el hermoso salto de Riñinahue, el cual consta de dos cascadas que caen en un cerrado cajón redondo cubierto de vegetación. De película.

A los pocos metros se ubica el camping Quichel, con cuatro cabañas ($ 35.000) y un camping equipado para 40 sitios ($ 10.000), metido entre el bosque, el lago Ranco y la desembocadura del río Riñinahue (teléfono: 8-7271761).

Rincón de paraíso

El camino corre ahora por la ribera sur. Es turno de las mejores panorámicas del lago, sus campos, sus islas y la cordillera de fondo. Para contemplar con calma la escena, a 7 km de Riñinahue a orillas del lago se ubica el camping Pitreño ($ 10.000. Teléfono: 8-2845947).

Más adelante aparece el bien cuidado pueblo de Lago Ranco, con casas de madera y pulcras áreas verdes, que son el orgullo local. Merece la pena visitar el museo Tringlo con una interesante muestra histórica de esta cuenca.

Más abajo se ubica la restaurada costanera que alberga un muelle, áreas verdes, un mercado artesanal y el restaurante Las Vigas, especializado hace 20 años en carnes, con una hermosa terraza que da al lago (teléfono: 9-4113104).

En la costanera se ubican también buenos alojamientos. Destaca la hospedería Phoenix, una casona con cabañas y ocho habitaciones (www.hosteriaphoenix.cl).

Alternativa más familiar es la Residencial Osorno, creada hace 50 años en una antigua y típica casona sureña ($ 14.000 pp. Teléfono: 8-6622206).

En los alrededores del pueblo, existen una serie de atractivos naturales. El mirador Piedra Mesa, el Parque ecológico Alfonso Brandt, el desagüe del Ranco que da origen al río Bueno, las cascadas de Pichi Ignao y el frondoso bosque Quillín, con especies de 300 años -estos dos últimos utilizados en publicidad- resumen las bondades del lago Ranco, llamado por sus habitantes -y con justa razón- como "un rincón del paraíso".