Roberto Ávalos ha recuperado la sonrisa en Viña del Mar. Cuatro meses y medio después de su fulminante despido de Unión La Calera, el mediocampista santiaguino vuelve a estar en activo. En activo, pero todavía a la defensiva, si de lo que se trata es de tener que revivir el escándalo que puso fin a su estadía en las filas del conjunto cementero: "No voy a hablar de nada que no tenga que ver con fútbol", advierte, a modo de presentación.
El volante de 34 años ha encontrado una nueva redención en Everton, club que el pasado 28 de diciembre hizo pública su contratación. Un compromiso que el jugador -sostiene- "sabía que acabaría llegando": "Yo tenía la ilusión de que saliera algo. Por eso salgo de La Calera y, al segundo día, ya estoy entrenando en La Cisterna, con Palestino. Yo sabía que por mis condiciones futbolísticas algún llamado iba a tener. Y llegó esa oportunidad", explica con satisfacción el futbolista, antes de asegurar que el suceso que motivó su despido de la entidad calerana -un turbulento enfrentamiento con el DT del equipo y una presunta agresión al auxiliar de éste- fue intencionadamente sobredimensionado: "Lo que pasó en La Calera fue un problema concreto con el entrenador. Mi relación con el Fantasmita Pereyra es extraordinaria. ¿Tú crees que podríamos tener buena relación si yo le pego al Ariel? No sé quién se inventó eso, pero no hubo ninguna agresión. Por algo yo demandé a Calera y Calera tuvo que pagarme a mí lo que me quedaba de contrato", defiende.
Segundas oportunidades
Si hay un equipo que ha creído y apoyado siempre a Roberto Ávalos, ese es Palestino. El jugador aterrizó por primera vez en el Municipal de La Cisterna en 1997, con tan solo 17 años, logrando dar el salto al primer equipo tres meses más tarde. En 2002, cuando militaba en San Luis de Quillota, El Pelao fue encarcelado por una presunta vinculación con un delito de narcotráfico, cometido un año antes. Una imputación de la que el mediocampista siempre se ha defendido, reiterando su inocencia. Tras cumplir íntegramente su pena, de nada menos que 41 meses de duración, Ávalos volvió a pisar el césped de un estadio de fútbol el 6 de febrero del año 2007, defendiendo nuevamente los colores del conjunto árabe. "Palestino lo es todo para mí. El club y la institución me lo dieron todo como futbolista. Personas como Daniel Salvador, Jaime Escobar o Fernando Aguad, me ayudaron muchísimo, y les estaré siempre agradecido", confiesa.
Sin embargo, será en Viña del Mar donde el veterano volante, natural de San Ramón, deberá silenciar con fútbol todo el ruido generado en torno a su último despido. Una expulsión que -considera- nada tiene que ver con su actual descenso de categoría: "No tiene sentido pensar que si la salida de La Calera hubiera sido distinta me habrían llamado equipos de Primera, porque a lo mejor sí, o a lo mejor no. Eso nadie te lo asegura", reflexiona. "Yo estoy súper bien física y anímicamente. Tuve un excelente recibimiento de parte de jugadores y cuerpo técnico, y ahora mismo sólo puedo pensar en aportar toda mi experiencia para ayudar al equipo a pelear por el anhelado ascenso", asegura.
El fútbol, que hizo posible su primera redención, ha vuelto ahora a redimirlo, a mostrarle la luz al final del túnel, del túnel del estadio Sausalito.