El 21 de noviembre de 1973 debía jugarse la revancha en el Estadio Nacional. Sin embargo, Unión Soviética no se presentó, por lo que Chile clasificó directamente al Mundial de Alemania 74.
Igualmente, la "Roja" entró a la cancha y llegó tocando el balón hasta un arco vacío, para que Francisco "Chamaco" Valdés anotará el gol más extraño de la historia.
La Federación de Fútbol de los euroasiáticos no estuvo dispuesta a jugar, pues el recinto de Ñuñoa fue utilizado como campo de detención y centro de torturas.
"Nos comunicamos con la FIFA para que la Unión Soviética nos mandara su programa de viaje, pero nunca tuvimos información. Incluso, se les manifestó cuáles serían las consecuencias en caso de no presentarse. Ellos decían que ese partido no podía jugarse acá. Pero si nosotros llegamos a Moscú, ¿por qué ellos no podían venir a Chile?", plantea Alfredo Asfura.
El asesor internacional del fútbol chileno agrega que "FIFA nunca puso en duda el partido y el estadio pasó todas las revisiones que se le realizaron".
Elías Figueroa, en tanto, piensa que "los soviéticos no vinieron a jugar con nosotros porque tenían miedo de que les ganáramos. Ellos pensaban que allá nos iban a golear y empatamos".
Leonardo Véliz, por otra parte, afirma que "decir que tenían miedo de que les ganaran creo que es un argumento un poco simplón y básico. No estoy de acuerdo con Elías; ellos no vinieron por un tema político. Fue un mandato del gobierno soviético. No se podía jugar en un centro de tortura, pero se dice que el partido había que jugarlo a toda costa, porque Pinochet quería dar una imagen de total normalidad, cuando no era así".
Mientras que Guillermo Páez, confiesa "nosotros estábamos seguros de que los soviéticos venían. Hasta última hora creímos eso. Al final jugamos con Santos y perdimos 5-0".