Nada será lo mismo, porque no puede serlo. La revolución que comenzó a gestarse hace cerca de dos años, con la salida al mercado del primer dispositivo portátil para leer libros digitales, ofrece un universo de nuevas posibilidades para la industria tecnológica y editorial  y, más trascendente, para la manera que tenemos de interactuar con los libros.

El kindle, el dispositivo e-reader de la tienda de internet Amazon, se convirtió en el símbolo de esta revolución cuando, a un solo click de los clientes, puso a su disposición más de 300 mil libros digitalizados, la mayoría de ellos a un precio que no supera los 10 dólares. Si a eso se suma que, desde entonces, las ventas de e-books llegaron a duplicarse cada trimestre en Estados Unidos, el cambio de hábitos comenzó a instalarse y la guerra por ese mercado se desató: Sony lanzó su propia versión, llamada Reader; recientemente, el gigante estadounidense Barnes & Noble presentó su Nook y ya se sabe que Apple prepara un equipo que podría marcar un nuevo hito.

En Chile, la batalla debiera comenzar el próximo año, cuando Amazon introduzca su producto en el país y abra una tienda virtual, tal cual lo hizo en Brasil y Perú. También debieran llegar los demás dispositivos a pelear el mercado. De todas maneras, hoy es posible leer algunas obras en aparatos como el iPhone y el iPod, aunque con las dificultades del tamaño del dispositivo y una oferta muy limitada en la tienda para Chile de Apple.

Pero como sea y preparándose para ese momento, instituciones como la Universidad Católica de Valparaíso importó una decena de Kindles (que cuesta $ 259 dólares) para que profesores y alumnos comiencen a familiarizarse con la tecnología. Y la editorial Uqbar empezó a digitalizar su catálogo con autores como Oscar Bustamante y Marta Blanco, los que a partir de fin de año podrán ser adquiridos para leerse en un PC o un Sony Reader.

Pero la disponibilidad de títulos digitales en español podría aumentar dramáticamente el próximo año, cuando las editoriales Random House, Santillana y Planeta digitalicen sus contenidos. Desde España, Juan Díaz, coordinador de Random House Mondadori para la región, explica que su editorial tendrá 1.500 títulos digitales disponibles en castellano para mayo de 2010. Y los nuevos textos estarán al alcance en forma digital "desde el mismo día de su publicación, en cualquier rincón de Latinoamérica donde haya conexión a la red".

Por el momento, eso sí, quienes acceden a dispositivos como el Kindle pueden descargar libros en formato PDF en el equipo portátil, conectándolos vía USB en el computador. Es lo que está haciendo el Sistema de Bibliotecas de la UCV.

REVOLUCION INDUSTRIAL
La masificación de los e-readers ha sido paulatina, pero a la vez, ha sobrepasado las expectativas de los fabricantes. Si bien Amazon no revela cifras de ventas de sus equipos, un análisis de la compañía Forrester estima que este año se han vendido tres millones de Kindles en Estados Unidos, un millón más de las ventas estimadas por los analistas en 2008.

Algo similar ocurre con las ventas de libros digitales. Si bien todavía representan una fracción menor comparada con las ventas de libros tradicionales, mientras los e-books suben, los libros bajan rápidamente su popularidad. Según la Asociación Americana de Editores, las ganancias por venta de libros en papel en EEUU disminuyeron 2,8% entre 2007 y 2008, lo que coincide con la irrupción del Kindle en el mercado. Si en 2007 las ventas sobrepasaban los US$ 25 mil millones, el año pasado habían caído a US$ 24 mil millones.

Todo lo contrario ha ocurrido con los e-books. El año pasado se vendieron US$ 113 millones en libros digitales, mientras que en 2007, según el Foro Internacional de Editores digitales, bordeaba los US$ 30 millones. Esto representa un crecimiento cercano al 400%. Según señaló el propio fundador de Amazon, Jeff Bezos, las ventas de libros digitales en su tienda de a poco comienzan a equiparar a las de los libros tradicionales: si a comienzos de 2009, de los libros que estaban disponibles en ambos formatos, el 36% de las ventas correspondía a e-books, al acercarse el término del año, la cifra ha subido a 48%.

Una de las razones que explican esta alza son los precios de cada ejemplar digital: El Símbolo Perdido, el último libro de Dan Brown (El Código Da Vinci) cuesta 16 dólares en su versión en papel y 9 dólares en e-book.

Por otra parte, los avances tecnológicos de estos aparatos tienen atractivos por sí mismos: si bien el primer Kindle abrió el camino, su actual versión -la tercera- incluye pantalla táctil y una capacidad para almacenar más de 3.500 libros. El Nook, en tanto, tiene pantalla táctil en colores y puede desplegar imágenes complementarias a la lectura. Pero dando otro golpe al mercado, Barnes & Noble fue el primero en anunciar a comienzos de octubre que sus libros digitales podrán ser leídos no sólo en el Nook, sino también en iPhone, BlackBerry y "futuros dipositivos" que puedan salir al mercado. Esto significa que un libro digital podrá ser leído prácticamente en cualquier plataforma que cuente con acceso a internet. A los pocos días, Amazon anunció lo mismo.

LEEREMOS DE OTRA MANERA
"Cada persona podrá crear una especie de sombra de toda la bibliografía de su vida, que lo seguirá a todos lados e incluirá cada libro leído en la niñez, durante la universidad y en la adultez. Cada palabra será buscable; imaginemos un software que escanea los 20 libros que ha leído sobre un tema y resume lo más importante. Seremos verdaderas máquinas de ideas". Este resumen de lo que se avecina es de Steven Johnson, autor estadounidense de seis libros sobre la relación de la tecnología y las experiencias personales, quien sostiene que la aparición de los e-readers está generando una revolución aún más potente que la de la imprenta.

Y para entender las implicancias, hay que decir que, como primer paso, el lector ya no tendrá que salir a buscar los libros, sino que los libros llegarán a él (se estima que con una buena conexión, la descarga de un e-book demora no más de 60 segundos) y que en el transcurso de 10 a 15 años, el 100%  de los libros serán digitales.

Un escenario ideal para los llamados "nativos digitales", es decir, "todos los jóvenes que usan redes sociales y  lo hacen todo a través de la pantalla: investigan, estudian y hasta se enamoran", dice Rosa Guzmán, directora de Planeación y Desarrollo de Librisite, compañía mexicana pionera en la digitalización de libros en español. Y un escenario un poco menos amable para las generaciones acostumbradas al papel, que se prevé que tarden un poco más en sumarse a esta tendencia.

Con todos estos cambios se augura que la lectura, como la conocemos, experimente importantes modificaciones. Johnson explica que la alta disponibilidad de libros en línea transformará radicalmente el cómo los buscamos y nos relacionamos con ellos. "Ahora que los libros entran al mundo de las redes y los textos digitales, vivirán la misma transformación que tuvieron los sitios web durante los últimos 15 años", dice. Y agrega que la red se convertirá en un club global de lectura: "A medida que leemos, sabremos en cualquier momento si hay una conversación sobre un párrafo o incluso una frase que leemos. Ya nadie volverá a leer solo. Leer libros pasará de ser algo privado -un intercambio directo entre escritor y lector- a un evento de comunidad, donde cada párrafo es una plataforma de conversación con extraños".

Además, se abre una nueva ventana para el aprendizaje del lenguaje: El Kindle, por ejemplo, tiene una función que convierte texto en voz,  lo que facilitará que estudiantes de Chile o Singapur se acostumbren al inglés, algo que ya se está experimentando en EEUU. Y según un reporte de la organización Grabaciones para Ciegos y Disléxicos de EEUU, el uso de audiolibros ayuda a los niños a descifrar de mejor forma la pronunciación adecuada de ciertas palabras que encuentran difíciles de leer. Además, los menores con problemas de lectura pueden seguir las palabras de los audiolibros mientras miran el material impreso.