Tras la dolorosa derrota ante Paraguay del pasado jueves, casi la totalidad del plantel chileno coincidió en que esa noche se hizo una de las peores presentaciones desde que Juan Antonio Pizzi se hizo cargo del equipo. Públicamente, el propio entrenador, además de jugadores como Jean Beausejour o Marcelo Díaz así lo hicieron ver. Internamente, el resto de los convocados para esta doble fecha de Eliminatorias sentía lo mismo. Por eso la molestia que reinaba en el camarín de la Roja tras el cotejo.
La desazón era evidente. Con ellos mismos, por los bajos cometidos individuales mostrados ante los guaraníes, pero también con la gente que rodea a la Selección chilena. La paranoia vuelve a tomarse a los seleccionados, quienes ven como enemigos a los hinchas que critican en las redes sociales y al periodismo especializado. El sentir generalizado del equipo, que no acepta cuestionamientos pese a perder 0-3, es que "están solos" en la lucha por acceder al Mundial de Rusia.
Eso, de hecho, explica el duro mensaje que escribió Arturo Vidal en sus cuentas personales luego de haberse exhibido calmo en la zona mixta del Monumental: "Ahora deben estar felices los malaleche que hay en este país. Pero no se preocupen. Cada vez me falta menos para irme", posteó. Fue una explosión de rabia que ayer trató de suavizar: "Jamás estaría enojado con los hinchas. Ellos merecen todo mi respeto por el apoyo que siempre he recibido. Por ellos sigo acá", señaló. Lo del volante del Bayern Múnich es un sentimiento generalizado dentro de los jugadores.
A pesar de aquello, en el seno del cuerpo técnico entienden que lo de Macul no se puede volver a repetir en la altura de La Paz, porque de hacerlo, la clasificación al a la cita planetaria correrá serio riesgo. Por eso la charla con la que Macanudo comenzó la suave sesión de ayer, en la que los jugadores volvieron a verse las caras tras pasar la noche en sus hogares. El DT hizo hincapié en que no pueden cometer los errores que se vieron en el Monumental, aunque el foco también estuvo en dar vuelta rápidamente la página. Ganar es lo único que sirve el próximo martes en el Hernando Siles de La Paz.
Tal como lo proyectaron hace un largo rato en el cuerpo técnico, la clasificación, o al menos el repechaje, se asegurará con 29 puntos. Y de los nueve que le quedan a Chile en disputa, seis serán de visita (Bolivia y Brasil) y tres de local (Ecuador).
El ex entrenador del Valencia quiere que sus jugadores retomen el foco que los llevó al bicampeonato de América y a la final de la Copa Confederaciones. Por eso, tal como lo explicó antes de perder con Paraguay ("El tiempo libre de un futbolista es importante, más si vienen desde afuera"), Pizzi les regaló a los jugadores casi 24 horas de descanso. El plan Bolivia comienza con una noche libre.
Ayer, luego de culminar la práctica matinal, el plantel quedó en libertad de acción hasta la mañana de hoy, cuando se junten en Juan Pinto Durán a eso de las 10 de la mañana para luego trasladarse hasta el aeropuerto de Pudahuel y tomar el avión que los lleve hasta los 2.400 metros de altura de Calama, donde prepararán el cotejo frente a los altiplánicos. A pesar del incidente en el casino Monticello que involucró a Arturo Vidal, el seleccionador no echó pie atrás en la planificación original y dejó que los futbolistas pernoctaran en sus hogares antes de iniciar la concentración de casi cuatro días en el norte del país (a La Paz viajarán el mismo martes). De esa concentración ya fueron liberadores los suspendidos Charles Aránguiz y Gonzalo Jara, quienes se perderán el cotejo por acumulación de amarillas.
Justamente, la mayor preocupación del cuerpo técnico, además de superar los terribles baches mostrados con Paraguay, será encontrar los reemplazantes de los suspendidos. Ya hay dos candidatos que, antes de iniciar los entrenamientos en la provincia de El Loa, corren con ventaja: Paulo Díaz, por el zaguero de la U, y Pablo Hernández, por el volante del Bayer Leverkusen.
Luego de la Copa Confederaciones, ambos elementos están en muy buena consideración para Pizzi. Díaz, incluso, fue titular ante Australia y sumó minutos en el choque con Alemania, por la fase de grupos. Su buen momento en San Lorenzo también lo avala.
Además, Macanudo espera por la evolución de Osvaldo González, zaguero que fue cuidado al máximo para estar en el compromiso que viene y por quien Pizzi justificó llamarlo por dos razones: su regular presente en México y el hecho de que esté habituado a la altura. Según el cuerpo médico, Rocky estará apto para jugar. El Tucu, en tanto, lleva más tiempo siendo utilizado por el DT cada vez que Marcelo Díaz, Aránguiz o Vidal están imposibilitados de jugar. De hecho, también los ha acompañado.
En Calama, además, analizará si mantiene a Castillo. Por ahora, la idea es confirmar al delantero. La evaluación es que su poca participación tuvo más que ver con el bajo colectivo del equipo más que por algo personal.
Todo comenzará a dilucidarse hoy, cuando el Equipo de Todos llegue a Calama. El laboratorio rojo se traslada al norte.