Durante lo que va de año, tres casos de dopaje han manchado el ciclismo nacional. El último ocurrió hace una semana. Fue el ganador del Gran Fondo Merrell Portillo, prueba predilecta en la Región Metropolitana por los ciclistas de ruta, donde el campeón en los 84 kilómetros, Edison Bravo, corrió con sustancias prohibidas en la sangre, muestra adversa que se le notificó a un día de competir en el Mundial de Pista de Hong Kong.

Mañana se disputará el Desafío Trek Subaru de Mountainbike y las dudas son lógicas. Pero son los propios riders quienes luchan por desmarcarse de las trampas. "No quiero hablar mal del ciclismo de ruta, pero es un hecho que en el mountain bike el doping no es tan común", aclara Patricio Farías, uno de los candidatos al título. Tiene razón, pues, desde 2014, sólo Patricio Campbell ha sido sancionado, a diferencia de los 12 pedaleros del fondo descubiertos.

Farías, de 26 años, reconoce que, a diferencia de sus colegas ruteros, en el ciclismo de montaña las muestras que se toman a los corredores menores. Pese a eso, los positivos están rara vez presentes. "Yo trato de alejarme de la gente o los entrenadores que tengan antecedentes de eso. Nunca me han ofrecido nada", asegura.

Macarena Alarcón, comisario nacional contra el dopaje en el mountain bike, explica que al existir menores careras UCI en el país , estas no están obligadas a realizar controles. Mañana será ella quien esté a cargo del asunto, pero su función será la de monitorear que no corran ciclistas sancionados, no de tomar muestras.

"El ciclismo, en todas sus especialidades, tiene tolerancia cero con este tema, pero es imposible saber si un corredor gana o no con doping en el momento, porque las muestras están listas después de uno o dos meses después", explica.

Florencia Espiñeira, una de las favoritas para quedarse con la corona en damas, atiende el teléfono con desgano. "Me da lata que siempre se hable de lo malo del ciclismo", explica. La mejor exponente del enduro nacional también es consciente que las sustancias prohibidas son utilizadas en su especialidad. "Sé que hay gente que puede hacerlo, han habido casos, pero el problema es que por muy pocos se ensucia el nombre de este deporte", reclama.

Los tres concuerdan en que no las jeringas están lejos de su deporte. Aseguran nunca haber recibido ofertas de dopaje. "Quizás es porque somos un deporte más nuevo, en comparación a la ruta", dice Farías. Espiñeira, en cambio, asegura que "en estas carreras masivas, donde compites en familia, ¿para qué vas a hacer eso? No le encuentro sentido".

El premio también es menor. Los de ruta o pista en Chile acceden a una beca Proddar más jugosa que los bikers. La tentación es más pequeña. Y la presión por mantenerla también, según explican los que tratan de encontrarle un motivo en suelo nacional a la trampa.

Mañana, el Parque Las Palmas albergará a 2.000 corredores. A las 10.00 largarán los 60 y 30 kilómetros. ¿Se puede creer en ellos?