El paso de la Universidad de Chile por Iquique dejó sólo interrogantes. El equipo que dirige Guillermo Hoyos no logró sacudirse de los males que arrastra del año pasado y, por el contrario, tras el debut en el Clausura las dudas parecen aumentar.
Después de un mes de trabajo, la propuesta del nuevo adiestrador no logra desarrollarse. Al menos no lo hizo en el norte. Ayer, ante Iquique, los azules fueron pura imprecisión e improvisación. Una sumatoria de intentonas individuales con un sustento colectivo casi nulo y con rendimientos menos que aceptables.
A ratos, cuando lograron tener la posesión y el control del juego, los laterales azules se soltaban y se paraban sobre la mitad de la cancha, quedando Jara y Vilches como marcadores de punta y Gonzalo Espinoza retrocediendo hasta ubicarse entre ellos, como último hombre y, por ende, primer pase. En esa faceta, el de Constitución quedó muy al debe. De acuerdo a los datos que proporciona Opta, el maulino fue, junto a Gastón Fernández, uno de los jugadores que más entregas malogró (14 de 36 intentos), y el que más balones perdió (19), lo que desdibujó constantemente al bloque posterior y le dio una y otra vez la posibilidad al rival de acercarse con peligro sobre el arco de Johnny Herrera.
La U fue un conjunto desbalanceado. Lorenzo Reyes jugó excesivamente contenido y nunca fue el socio que necesitaba en el medio Lorenzetti, que por espíritu de lucha y amor propio, al menos, fue uno de los más destacados de ayer. Matías Rodríguez no fue factor por el costado derecho. Benegas y Mora chocaron constantemente en el centro del ataque. La Gata, ni hablar: perdida y confundida como en casi toda su estadía en la U.
La visión de los expertos es clara: las responsabilidades deben buscarse dentro de la cancha. Horacio Rivas, por ejemplo, ex jugador azul y entrenador, asegura que, "por lo que se vio, los jugadores siguen sin estar a la altura de la institución. En un equipo como la U, cuando las cosas no salen, hay que poner lo otro y en este plantel están muy en deuda. Debe existir mayor compromiso de parte de los futbolistas con la camiseta que defienden", dice.
César Vaccia, en tanto, DT bicampeón con los estudiantiles en 1999 y 2000, se declara decepcionado y afirma que "la U se vio como un equipo del montón. Sin ideas ni identidad. Acá se intenta atacar, se intenta defender, pero yo no vi trabajo de táctica fija, no vi seguridad defensiva, no hubo ocasiones de gol... La actuación fue preocupante", sentencia. Las decisiones del entrenador son cuestionables para Vaccia: "No sé si es una buena idea ubicar a Espinoza en la posición que jugó. Es un jugador fuerte, agresivo, que se desespera sin la pelota y comete infracciones. Ese volante que se mete entre los centrales y maneja los tiempos no puede ser él", dice. "Espinoza no debe sentirse titular", acota Rivas. "David Pizarro tiene que ocupar esa posición. Cuando ingresó a la cancha, recién ahí se vio una idea, una intención de juego. Cuando entró sí parecía que el equipo tenía un cerebro controlador. Antes no", expresa.
Gastón Fernández es otro de los apuntados. "Juega mucho de espaldas al arco. No aporta tácticamente y pierde muchas pelotas", analiza Rivas. "No sé cuál es su función en el equipo. Hay que encontrarle su lugar en la cancha. Ante Iquique se vio igual que siempre en la U: como un gran jugador que no desarrolla su potencial", agrega Vaccia.
La U no aparece en el norte y suma preocupaciones. El torneo corto obliga a cambios drásticos y rápidos, si lo que se quiere es lavar realmente las heridas del pasado. La tarea parece compleja. A la luz de lo exhibido, el futuro es más negro que azul.