Una tarde especial vivió Milovan Mirosevic en San Carlos de Apoquindo. Ayer enfrentó por segunda vez a su ex club, pero fue la primera que lo hacía en los pastos donde se crió futbolísticamente, y de donde se fue a mediados del año pasado, en medio de un bullado conflicto con la dirigencia del conjunto precordillerano.
En el Apertura pasado, Unión Española había vencido por la cuenta mínima a Universidad Católica, con un agónico gol de Milo. Curiosamente, vistiendo la camiseta cruzada jamás les anotó a los hispanos. En aquella ocasión, los hinchas de la franja le dedicaron cánticos de apoyo, algo que ayer se repitió.
Apenas saltó a campo de juego, los más de 12 mil hinchas presentes en Las Condes corearon su nombre. Además, saludó afectuosamente a su ex compañeros, un rito que se repitió al término del partido. En la cancha, Mirosevic tuvo una correcta actuación y estuvo a punto de repetir lo del semestre anterior, pero su cabezazo salió apenas desviado por un costado de la valla de Franco Costanzo.
Al término del duelo, el mediocampista se refirió a lo vivido ayer. "No era fácil, independientemente de que no se habló tanto como en el torneo pasado. Para mí tiene mucho de especial. No fue fácil. Traté de enfocarme en mi equipo y salió bien", comentó. Y expresó su gratitud por el cariño recibido: "Me he cansado de agradecer a los hinchas, porque me crié acá y sé lo que la gente siente por esta institución. No puedo pedir más".
En tanto, el capitán de la UC, Cristián Álvarez, también mostró su afecto: "Siento que todavía es de Católica. Es mi amigo y siempre le voy a desear lo mejor. Se merece el reconocimiento de la gente".