Podia tratarse de un anuncio más, pero la noticia de que Netflix compró los derechos de transmisión en streaming de la serie Gotham, precuela de la historia de Batman y uno de los lanzamientos televisivos más esperados del año, sirve para entender la manera en que la compañía está proyectando su actual momento hacia el futuro. Por primera vez se realiza una transacción de este tipo a nivel mundial: antes del estreno, sin que se estipule un acuerdo por territorios, sino que de inmediato en todo el globo.
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"En el caso de las adaptaciones de DC, se trata de programas que funcionan más bien en ciertos grupos. Y vamos a ver cómo anda (Gotham), porque aunque no es nuestro programa original, la idea es tener un surtido para todos los espectadores", explica Jonathan Friedland, encargado de comunicación global de Netflix.
Con Gotham la compañía amplía y actualiza su catálogo, cuya aparición de títulos depende de los acuerdos de distribución que ha hecho con cada empresa televisiva, como los ya efectuados con Sony, Dreamworks, BBC y AMC. Según cada caso, los derechos de Netflix pueden ser para emitir las temporadas después de ser transmitidas por un canal de cable local (como con The walking dead, cuyo valor por episodio se estima en US$ 1,35 millones) o como primera ventana de exhibición para la región, como será con la precuela de Breaking bad, Better call Saul.
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En la venta de los derechos se establece además cuánto tiempo pueden permanecer en las bibliotecas locales cada contenido. Por eso, cada mes aparecen nuevos títulos y otros salen, lo que afecta tanto a series como a filmes.
Netflix, que funciona como Video on demand por suscripción (SVOD), cambia con la compra de Gotham el modelo de negociación, pues no debe lidiar caso a caso con las ventanas de exhibición en cada país. Eso sí, tendrá disponibles todos los episodios de cada temporada después de que la totalidad de ellos sean emitidos en Estados Unidos.
La estrategia de Netflix a largo plazo es continuar con la producción de originales, apuntando a películas en el futuro, sin fijar plazos, pese a que se proyectó lo mismo en 2013. "Tenemos US$ 3 mil millones de presupuesto para este año, donde un porcentaje del 10% se usa para programas originales. Y vamos a expandirlo, lo que es posible porque al mismo tiempo estamos creciendo de manera importante", agrega Friedland, haciendo referencia a los más de 50 milones de suscriptores que el servicio tiene en todo el mundo (Netflix no entrega el desglose de sus suscripciones, ni tampoco el número de espectadores de sus series; no se sabe cuánta gente, por ejemplo, vio House of cards).
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En esa dirección, los contenidos originales que están produciendo se definen como masivos (Marco Polo), de género (BoJack Horseman) y otros de gustos específico, como la comedia Derek. En el primer grupo también está Daredevil, la primera serie producto de la alianza con Marvel, con la cual ingresan a la pelea en TV que esta compañía y DC han dado por años.
"Hasta ahora Marvel ha tenido solo dos tipos de programas: animación para niños y su propio trabajo con Agents of Shield, que por ser programado en TV abierta en Estados Unidos, tienen que funcionar con esas limitaciones. Daredevil está orientado a los adultos, con un look más real. Su tono es más como Sin city", comenta al respecto Friedland.
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Frente a los resultados de los premios Emmy del pasado 25 de agosto, donde solo obtuvieron siete estatuillas de un total de 31 nominaciones, la compañía de streaming no se complica demasiado. "Que durante la transmisión se hablara de nosotros es muy bueno, porque muestra que hemos cambiado la manera en que la gente ve la televisión", explica Friedland. De hecho, frente a la supuesta rivalidad con HBO o la opción del arribo de otros sistemas streaming a la región es claro: "No pensamos en otros servicios en términos de competición de las horas de ocio del día. Pensados que Netflix es más bien un paraguas que reúne todo tipo de gustos, por lo tanto queremos hacer series y películas que reflejen todos estos gustos".