El miércoles pasado, el tema de sobremesa en el restaurante Mar y Tierra, en Vitacura, era uno solo: los últimos movimientos de la firma de auditoría y asesorías empresariales EY (ex Ernst & Young), una de las Big Four que operan en Chile.
Es que justamente ese día, el socio principal de la firma, Cristián Lefevre, le comentó a un grupo de socios que Macarena Navarrete, socia líder de Tax de EY, era la carta que se propondrá a los socios para que lidere las operaciones de la firma en Chile. La idea es que la socia asuma como country managing partner o socio principal, cargo que ocupa desde septiembre de 2005 Lefevre.
Todo el cambio forma parte de un proceso mayor, que culminó hace unas semanas, y que implicó la salida de cerca de 200 personas y una reestructuración de mayores proporciones y que implicará que a partir del 1 de enero de 2018 Lefevre asuma como chairman de la firma, dejando la gestión operativa y asumiendo un rol que dentro de EY se define como más institucional.
Hasta ahí todo suena bien, salvo que el nuevo nombramiento se produce en medio de un proceso que ha sido bastante complejo, que ha dejado heridos en el camino, amenazando la tranquilidad de la etapa de nominación.
El proceso de nombramiento de un nuevo country managing partner es largo, debe ser ratificado por dos tercios de los 66 socios de EY y visado finalmente por la firma a nivel global. Esta última siempre ha intentado de que sea lo menos traumático posible, de tal manera que el socio principal emerja como un nombre de consenso, porque -a fin de cuentas- quien salga elegido deberá generar equipos, crear una cultura de trabajo que permita a la compañía incrementar sus ingresos y mantener el liderazgo.
Por tanto, era lógico que el tema del nombramiento del nuevo country managing partner se tomara la sobremesa en el restaurante Mar y Tierra, más aún cuando se produce en un contexto difícil.
En los últimos meses los ánimos han estado revueltos en la compañía, producto de la reorganización que se llevó a cabo a nivel global, que concluyó la semana pasada, y que implicó la reestructuración de las operaciones del grupo en la región.
Con ello, Latinoamérica se dividió en dos zonas: norte y sur, quedando Chile en esta última junto a Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil.
Los cambios han implicado, además de la salida de gente, la reorganización de las áreas y de quienes las lideraban, abriendo heridas en varios de los socios. Porque Chile se integra a un grupo que será manejado por un comité regional amplio, integrado por miembros de todos los países del área sur de Latinoamérica y en el cual Chile es representado por Cristián Lefevre, el canadiense Charles Bunce y Diego Pleszowski.
Lo relevante también es que este comité será liderado por el brasileño Sérgio Romani.
Adicionalmente, parte de la definición de la matriz para potenciar la región y ganar sinergias y ahorros es que existan líderes de las distintas áreas a nivel regional. Y este punto es clave, porque en el área de assurence (auditoría) asumió Charles Bunce como socio líder para la región, lo que dejó varios heridos en el camino y también abrió ciertas inquietudes, ya que a él se le atribuyen varias de las decisiones que no han sido bien calificadas por algunos de los socios.
Los cambios en auditoría implicarán la desaparición del socio líder en el área (cargo que ahora dempeña Bunce a nivel regional) y que Oscar Gálvez asuma el liderazgo de empresas reguladas (todas las empresas que informan a la SVS, SEC de Estados Unidos, superintendencias en Chile). En tanto, Miguel Angel Salinas será quien vea las empresas no reguladas, como empresas familiares que no son sociedades abiertas.
La trastienda tras el nuevo socio líder
El miércoles pasado, cuando Cristián Lefevre se reunió con varios socios de EY para contarles que el proceso de búsqueda del socio que se convertirá en el nuevo country managing partner -que partió hace un mes-estaba avanzado y que la carta era Macarena Navarrete, nunca se imaginó que causaría tal revuelo.
A partir de ese momento, la noticia comenzó a correr por todas las áreas de EY, ya que con ese gesto se daba por entendido que Navarrete, socia desde 1998 en EY, contaba con el apoyo de Lefevre y Bunce.
Navarrete ha hecho una carrera interesante dentro de EY. Reemplazó hace aunos años a Ricardo Escobar en el área de TAS (la cual fue creada por el abogado ex director del SII). Su gestión en ese negocio originó que hace unos meses fuera nombrada socia líder del área de Tax, reemplazando a Pablo Greiber. Cercanos a la socia señalan que en tres meses ha tenido logros importantes en los resultados.
Con lo que tampoco contaba Lefevre era que varios de los socios del área de Auditoría quieren que el cargo de country managing partner sea ocupado por alguien de sus filas. Habría también varios socios del área Tax que apoyarían esta idea.
De hecho, varios de estos socios le propusieron a Óscar Gálvez, que fuera su candidato porque consideran que los destinos de la firma auditora deben ser guiados por alguien que conozca el área. "Quieren que sea uno de ellos", señala una fuente al interior de EY.
Consultado sobre el tema, Gálvez señala que es efectivo que se lo propusieron, "pero yo no tengo el interés ni la fuerza para hacerlo".
Pero la intención de los socios disidentes no quedó solo en una idea, siguen evaluando quien sería la figura que podría representarlos en una elección.
El problema que tienen hoy es el tiempo, dado que producto de que el tema del nombramiento de Macarena Navarrete comenzó a tomarse la agenda, generó que las cosas se aceleraran en Chile y que el "entronamiento" como dicen internamente en EY sea antes de lo previsto para no generar que se termine con dos o tres candidatos compitiendo. De hecho, el propio Lefevre reconoce que eso podría paralizar la compañía y generar un clima interno dañino.
El origen de todo
Los últimos años no han sido fáciles para la firma de auditoría EY. En 2007 debió enfrentar la salida de dos socios importantes: Cristián Bastián y Alejandro Cerda, que se fueron a KPMG, generando un problema de proporciones que incluso llegó a la justicia con demandas cruzadas.
El aterrizaje de los ex EY en KPMG obedeció a una fuerte estrategia de la firma europea para crecer en la región. Inyectó una fuerte cantidad de recursos y dio el vamos a una guerra de precios que se extendió hasta 2014, generando un fuerte remezón en el mercado.
EY también entró en la carrera por ganar posiciones. En 2012 inició la prospección para comprar Jeria, Martínez y Asociados (JMA), lo cual finalmente se concretó a mediados de 2014.
Quienes están y estuvieron en EY cuentan que todo lo que hoy está pasando en la compañía y el descontento interno es en parte consecuencia de esa operación.
La compra implicó parte de los bienes y activos relevantes de JMA, como también la contratación de sus trabajadores. Cristián Lefevre explica que esta operación se hizo para ingresar a un negocio en que EY no estaba: las empresas de mediano y menor tamaño.
Ese hecho, que pudo haberse convertido en un hito, se transformó en un dolor de cabeza. La operación, que fue liderada por el canadiense Charles Bunce, dicen que no tuvo los resultados que se esperaban. "Se compró una marca pensando que tenía una cartera de clientes que podría desarrollarse de manera súper fuerte y la verdad es que el fuerte de los servicios que tenían ellos no se podían prestar y no fue tan fácil que los clientes se cambiaran de honorarios y sistema, por lo que esa cartera no se pudo incorporar", explica un socio de la compañía.
Lefevre reconoce que parte del proceso fue complejo: "Fue un aprendizaje, implicó la salida de gente, la pérdida de clientes, pero con el tiempo logramos ingresar a un negocio en que no estábamos y que hoy ya tiene un orden".
Otro hecho que ha complicado el ambiente al interior de la compañía es que EY fue la auditora de Empresas Masvida, Aurus y Clínica Las Condes, tres empresas que han estado cuestionadas justamente por su información contable.
La salida de socios
En medio de una economía que mostraba signos de debilidad y con la discusión de la reforma tributaria, las esperanzas de todas las firmas de auditoría y asesoría tributaria estaban puestas en que una vez que saliera la reforma, los clientes demandarían sus servicios. Lo que no calculó EY es que los movimientos internos generarían la salida de varios de los socios expertos en materias tributarias, quienes prefirieron irse a otras compañías o bien independizarse, creando pequeñas empresas boutique. Se fueron los socios y también varios clientes con ellos, lo cual gatilló a esas alturas que los ingresos se vieran aún más golpeados.
En 2015 partieron varios socios: Soledad Recabarren, del área Tax Consulting; Rodrigo Ávalos, de Auditoría, y Javier Vergara, de TAS. En 2016 vino una ola mayor, dejaron la compañía Rodrigo Hernández, de Tax Consulting; Mauricio Loy, de ITS; Rodrigo Leiva, de FSO; Gabriel Mendoza, de Contabilidad; Bernardo Marchant, Luis Vila, Emiliano Ramos, Rafael Contreras, Jorge Vargas y Loreto Larraín, los cinco de Auditoría; Diego Balestra, Darío Rojas y Nolberto Pezzati, los tres de Consultoría.
La lista de socios que dejaron la firma siguió engrosándose el año pasado. Salieron Fernando Leigh, Ivana Rosas, de Tax Consulting; Mauricio Peñaloza, de Human Capital; Federico Morello y Ernesto Guzmán, de Consultoría, y ahora último Raúl Sandoval, de TAS.
Cristián Lefevre minimiza la salida de los socios, explica que varios se fueron por decisión personal o porque no se adaptaron a los cambios, mientras que a otros se les pidió que dejaran la compañía porque no cumplían con los requisitos que se implementaron a partir de 2012 con el programa global denominado Visión 2020.
Asimismo, señala que si bien se fueron cerca de 22 socios, ingresaron 28 nuevos.
Todos estos movimientos se han ido realizando en medio de una baja de la economía, que ha golpeado el crecimiento de la compañía.
Lefevre dice que siguen liderando el mercado con el 38% del negocio que componen las empresas del Ipsa, a la vez que reconoce que los ingresos en vez de crecer un 18%, lo hicieron en un 5% en el año fiscal que se acaba de cerrar.
Preparando los cambios
En medio de todos estos eventos, los próximos días serán clave para los cambios que se vienen.
Si bien estaba diseñado que el proceso de aprobación del nuevos country managing partner se produjera a fines de septiembre para que asumiera el próximo 1 de enero, la filtración del proceso y el peligro de que se transforme en una competencia interna gatilló que se adelantara para las próximas dos semanas la nominación.
Mientras tanto, los socios disidentes siguen moviendo fichas para tratar de liderar los destinos de la empresa y gatillar que en vez de la nominación de una persona haya un proceso competitivo, donde incluso hasta un tercer actor podría sumarse a esta carrera, que, como vemos, recién empieza.