La tensa Navidad en Belén tras la decisión de Trump

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Luego que el Presidente de EE.UU. reconociera a Jerusalén como la capital de Israel, las fiestas de fin de año se han visto opacadas por la violencia. Además de los palestinos, los cristianos también sufren por la decisión de Washington y temen que esto afecte la temporada de peregrinaciones.




Normalmente, en esta época del año, la ciudad conocida mundialmente por ser el lugar donde, según la tradición cristina, nació Jesús, está completamente decorada con luces en sus calles.

El característico árbol de Navidad se encuentra por las noches encendido en la plaza del Pesebre. Se realizan fiestas y desfiles. En Belén, la ciudad cuna del cristianismo, hay fuegos artificiales, cantantes de villancicos e incluso algunas personas que toman vino y bailan. Pero este año, el ambiente es totalmente distinto. Y todo se debe a una persona: el Presidente Donald Trump.

Luego de que el 6 de diciembre el mandatario norteamericano reconociera a Jerusalén como capital de Israel y anunciara el traslado de la embajada de EE.UU. a esta ciudad, rompiendo con décadas de política exterior estadounidense sobre el conflicto palestino-israelí, la tensión en las calles ha sido evidente. La violencia se esparció al día siguiente del anuncio, en el llamado "día de la ira". Hubo enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad en Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén, ciudad sagrada para las tres grandes religiones monoteistas -el islam, el judaísmo y el cristianismo- y que atrae a millones de turistas al año.

Además, en una señal de protesta por la decisión, las luces del árbol de Navidad de Belén se apagaron. Allí, en el centro de la ciudad, cientos de comerciantes y hoteleros dicen que las protestas han afectado sus negocios. Y no sólo eso, los disturbios también han amenazado la temporada de peregrinaciones, especialmente alta en época de Navidad.

Los cristianos de Palestina, cerca de 50.000, no sólo sufren con el anuncio de Trump. Como el resto de los palestinos reclaman que Jerusalén Este sea eventualmente la capital de su Estado y lamentan que la medida del mandatario afecte la temporada de visita a los lugares sagrados, cuyo epicentro es Belén. En esa ciudad se aprecian decenas de pancartas que proclaman a Jerusalén como la capital eterna de Palestina.

El cambio de política de Trump ha dominado las fiestas de este año y ha provocado enfrentamientos en los territorios palestinos entre soldados israelíes, que disparan gas lacrimógeno y balas de goma, y palestinos, que en general lanzan piedras. Desde el anuncio del mandatario, ocho palestinos han muerto y decenas han resultado heridos en las protestas.

Pero no es la única vez que Belén celebra una Navidad ensombrecida por la violencia. Lo hizo también en 2014, tras un clima de tensión que comenzó en junio de ese año en la Franja de Gaza y que se mantuvo hasta finales de ese año, dejando un saldo de al menos 10 israelíes y 12 palestinos muertos. Se temió entonces por un levantamiento palestino o, eventualmente, una tercera intifada.

La violencia también estuvo presente en 2002, luego de los enfrentamientos entre el Ejército israelí y militantes palestinos que se habían refugiado en la Basílica de la Natividad, donde se registraron intensos combates.

Según los analistas, el Presidente palestino Mahmoud Abbas suele aprovechar la Navidad para revivir las demandas palestinas sobre la condición de Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén Este, que Israel ocupó tras la Guerra de los Seis Días, en 1967. A pesar de que la mayoría de los palestinos son musulmanes, Abbas valora los lazos con la minoría cristiana y acude regularmente en la Nochebuena a la Basílica de la Natividad, evento que es transmitido en directo.

Turismo

Nazaret, donde según la tradición Jesús creció, canceló algunas celebraciones. La ciudad árabe más grande en Israel, con una población musulmana y cristiana de 76.000 personas, es uno de los lugares sagrados más importantes para las festividades cristianas. De hecho, la Basílica de la Anunciación, en el centro de la ciudad, está construida en el lugar en el que, según la tradición católica, el ángel Gabriel se le apareció a María.

"Decidimos cancelar los cantos cristianos tradicionales y los bailes porque estamos en un tiempo de disputas, y por lo que dijo Trump acerca de Jerusalén", señaló el portavoz de la ciudad, Salem Sharara.

No obstante, según la agencia Bloomberg, los hoteles están prácticamente llenos a pesar de las tensiones. Este año, el turismo en los territorios palestinos ha sido un éxito. De acuerdo a datos del Ministerio de Turismo, 2,7 millones de visitantes llegaron en 2017, en comparación con los 2,3 millones en 2016. Y, a pesar de que han habido algunas cancelaciones, las 4.000 habitaciones de hotel de Belén están reservadas en un 90%, según esa cartera.

A pesar del anuncio de Trump y la violencia, en la agencia Tourist Israel no han visto una disminución de peregrinos, y destacan que actualmente tienen un 10% más de reservas de sus servicios que el año pasado. "La mayoría de los turistas que visitan no están conectados con la política, vienen por la cultura, la historia y la religión y lo seguirán haciendo independientemente de las declaraciones políticas", dijo a La Tercera Franziska Falkenberg, encargada de comunicaciones y marketing de la agencia.

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