El doble asesinato de los agentes policiales neoyorkinos llegó en el peor momento del alcalde demócrata, Bill De Blasio, a quien los policías de la ciudad le dieron literalmente la espalda.
Los uniformados de Nueva York acusan al alcalde de dar poco apoyo ante las acusaciones de violencia policial y de ser demasiado tolerante con los manifestantes que denuncian las muertes de los afroamericanos Eric Garner y Michael Brown.
El sábado, mientras De Blasio se preparaba para dar un discurso en el hospital donde se encontraban los cuerpos de los policías asesinados Rafael Ramos y Wenjian Liu, decenas de policías le dieron la espalda en una aparente señal de confrontación.
En tanto hoy, De Blasio dijo que la "única preocupación" debe ser prestar apoyo a las familias de los dos agentes asesinados. "Las críticas políticas y las protestas pueden ser para otro día", añadió.
Edward Mullins, presidente de la Sergeants Benevolent Association (SBA), una organización que agrupa a unos 11.000 policías activos o retirados de Nueva York acusó al alcalde de tener las "manos manchadas de sangre", por las muertes de los dos policías el fin de semana.
A los policías les pareció mal que el alcalde reconociera en medio de la polémica -por las muertes de Brown y Garner- que ha educado a su hijo Dante, producto de su matrimonio con una afroamericana, sobre los "peligros" potenciales en caso de interactuar con un policía.
A raíz de ello, la SBA comenzó a distribuir entre sus miembros un documento para que éstos lo firmen y pidan con él que De Blasio no acuda a sus funerales en caso de que caigan en el ejercicio de su trabajo.
No se sabe si los agentes fallecidos el sábado habían respaldado esa iniciativa.
La tensión entre parte del Departamento y el alcalde venía gestándose ya desde la campaña electoral, en la que De Blasio recibió el apoyo de organizaciones e individuos calificados de "anti-Policía" por algunos mandos del Cuerpo.
El alcalde, progresista y con pasado en el activismo de izquierda, ha emprendido además desde su llegada al cargo numerosas reformas en la Policía para tratar de mejorar su relación con todas las comunidades de la ciudad, acciones que no siempre han sido bien vistas por los agentes.
George Pataki, ex gobernador conservador del estado, también culpó a la "retórica de división y contra la Policía" del alcalde por el asesinato del sábado.
En su primera aparición tras el ataque registrado en Brooklyn, De Blasio subrayó que los ataques contra la Policía son ataques contra todos los neoyorquinos y aquello que valoran.
De Blasio condenó el asesinato de los dos uniformados como "un acto particularmente despreciable. Cuando un policía es asesinado se rompen las bases de nuestra sociedad".
Por su parte, el presidente de EEUU, Barack Obama, telefoneó este domingo desde Hawai, donde pasa sus vacaciones, al jefe de la Policía de Nueva York, para expresar sus condolencias a las familias.