Todo empezó con una llamada del pasado. Hace unos dos meses, José Manuel Larraín, presidente del directorio de La Red, contactó a Sergio Nuño, el emblemático realizador de La tierra en que vivimos, para discutir la posibilidad de que el programa regresara a la pantalla a través de la señal privada. El espacio documental estuvo al aire durante 30 años por TVN, hasta que en abril de 2011 la red estatal lo retiró abruptamente del aire, debido a lo que ellos consideraron era un conflicto de intereses de Nuño. La llamada fue una conexión con la historia, porque había sido el mismo Larraín -que en 1981 era director de programación de la estación pública- quien dio el vamos al espacio sobre naturaleza chilena. Y ahora planeaba traerlo de vuelta.
Las conversaciones llegaron a puerto y actualmente Nuño prepara un nuevo ciclo de La tierra en que vivimos, que debutará durante el segundo semestre, los domingos, en horario estelar. "Tuve como una especie de déjà vu: volví al año 81, volví a tener 24 años, volví a soñar. Era un tiempo en que TVN tenía apenas 500 empleados. Ese es el mundo que me gusta. Me siento muy cómodo en un mundo pequeñito. Y bueno, ahí viene el desafío de cómo hacer un programa de la magnitud de La tierra en que vivimos en un canal pequeño, y es exactamente lo mismo que viví el 81. Así es que aquí estoy, con un 2.0 de mi vida", dice el realizador sobre el regreso.
Mientras que Javier Urrutia, director ejecutivo de La Red, detalla las razones de la televisora para optar por resucitar el programa. "Soy de la generación que creció viendo La tierra... en televisión y me parece un despropósito que las nuevas generaciones no pudieran crecer viendo a Sergio Nuño. Esto es como reparar un daño, reparar un error de la industria. Ojalá que, además, la audiencia lo reciba con el cariño con que siempre lo recibió y venga a verlo donde nosotros, pero incluso si eso no ocurriera, el daño está reparado. La Tierra en que vivimos es algo que no debiera haber salido nunca de la TV", afirma el ejecutivo, añadiendo que sienten que el proyecto forma parte de la misión implícita del canal.
Fin de un capítulo
El episodio que produjo la salida de pantalla del espacio se desató a principios de abril de 2011, cuando un grupo ambientalista cuestionó el contenido de un episodio. Luego, TVN consideró que había "conflictos de interés no declarados" de parte de Nuño debido a que, luego de terminar las grabaciones de la que se convirtió en la última temporada del espacio en la red estatal, realizó un documental para Celulosa Arauco, empresa que había estado involucrada en el capítulo de la controversia por la muerte de cisnes en el río Cruces. La salida del aire fue abrupta e incluso quedaron episodios sin emitir.
Sobre si siente que esta es una reivindicación luego del mal final, Nuño dice: "No hay palabras para describir lo que me llegó a doler terminar como terminé. Nunca me lo imaginé. Un gran inspirador mío fue Sergio Livingstone, y cada vez que me encontraba con don Sergio veía a un hombre que hasta el último día de su vida estuvo lúcido y fue respetado y valorado. Yo pensé que iba a ser como Sergio Livingstone. Jamás imaginé que iba a terminar expulsado del canal. Tengo los recuerdos más hermosos de TVN, pero hoy en día no estoy en sus planes y me siento cómodo acá", afirma, añadiendo que, "me sané. Lo que me pasó me dolió, lo sufrí y lo enterré. Lo que enterré fue una semilla que generó una nueva planta, que está aquí. Mi pasado se transformó en una semilla".
El regreso de La tierra en que vivimos será bajo una nueva realidad, en términos de producción. Si antes realizaba ocho episodios en dos años, ahora harán 16 en 10 meses, con un equipo más reducido. La nueva temporada, que tendrá el subtítulo Por los ojos del cóndor, utilizará las más de siete mil cintas de archivo audiovisual del programa -Nuño es dueño de la marca- para centrarse en los cambios que han sufrido los distintos parajes que ha visitado el programa durante sus 30 años. Los lugares exactos y su orden aún no se definen, pero la idea es abordarlos desde el clásico helicóptero del programa, como si se tratara de la visión de un cóndor.
La resurrección del espacio implicó volver a reclutar al equipo que, como cuenta el conductor, estaba dedicado a otros trabajos: su camarógrafo había tomado un puesto en una fábrica de cerveza y los productores, en una empresa de jardinería. "Me motiva volver a ponerme el gorro de explorador, volver a ponerme la cámara al hombro -que gracias a Dios son más livianas ahora- y con un equipo más chico, vamos a volver a La tierra ... de los inicios".
Aunque Nuño afirma que piensa conservar los elementos clásicos del programa, sí admite que es necesario acercarlo a la TV actual. "La tierra... es básicamente lo mismo de antes, con una modernización, porque la gente ahora tiene un ritmo mucho más rápido. Si hoy veo un capítulo del año 82, me quedo dormido. Tengo la obligación de tener a la gente atenta en todo momento, pero tampoco pretendo marearme mucho con eso", explica, añadiendo que ahora tomará más protagonismo. "En vez de llevar personas invitadas, como se está usando ahora, quiero que el espectador sea el invitado y tener una comunicación privada y directa con ellos".
Mientras que sobre si el programa tiene un espacio en la pantalla abierta actual, el realizador opina que, "la televisión está muy lejana a lo que a mí me gusta. Se ha acabado la capacidad de sorpresa, hoy nada sorprende, no sé qué habría que hacer para sorprender. La tierra en que vivimos es un clásico y hay un nicho importante de gente que quiere ver cosas clásicas, de los 80. Somos lo que no va a cambiar".
Más cultura
La tierra en que vivimos no es la única apuesta cultural de La Red. En marzo debutará Chile se moviliza, conducido por Alejandro Guillier, sobre eventos que movilizaron a la sociedad. Y este año también estará la serie documental Adictos al claxon, sobre taxistas en Latinoamérica y Miami.