El primer ataque unilateral y directo de Estados Unidos contra las fuerzas del Presidente sirio Basher Assad desde que comenzó la guerra civil en 2011, tuvo lugar a las 20.40 del jueves en Washington, apenas una hora después de que el Presidente Donald Trump se reuniera con su homólogo chino Xi Jinping, en su resort de Mar-a-Lago en Florida.
Desde dos buques de la Armada estadounidense en el Mar Mediterráneo, el USS Porter y el USS Ross, se lanzaron 59 misiles contra la base aérea de Shayrat, en la provincia de Homs, que se encuentra bajo control del régimen sirio y donde se sospecha que se inició el ataque químico que el martes provocó la muerte de 86 personas, entre ellas una veintena de niños.
En Siria el reloj marcaba las 04.40. La mayoría dormía. En Shayrat se encuentra la pista desde donde habrían despegado los aviones que bombardearon la ciudad de Jan Sheijun. Ese ataque, que fue realizado con gas sarín, detonó el repudió internacional hacia el régimen de Assad y generó un giro total de la Casa Blanca en su política hacia Siria.
Según oficiales estadounidenses citados por medios locales, 58 de los 59 misiles alcanzaron sus blancos en el ataque, que duró sólo cuatro minutos, pero que impactó hangares, almacenes de combustible, radares y sistemas de defensa aéreos.
El Pentágono informó que la destrucción fue casi total, aunque evitaron los depósitos de gas. Pero Rusia dio una información distinta, al señalar que sólo 23 cohetes fueron efectivos y nueve aviones de la Fuerza Aérea siria fueron destruidos. "La meta era acabar con la capacidad de desplazar las armas químicas, no con ellas", dijo una fuente militar citada por el diario El País.
El ataque de Washington provocó total sorpresa en Homs, donde según su gobernador, Talal Baraz, 15 personas murieron, entre las cuales figuraban cuatro niños.Sin embargo los aliados occidentales fueron alertados con una hora de anticipación. Así al menos lo reveló el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, quien aseguró este viernes que el secretario de Defensa de Estados Unidos, Jim Mattis, alertó a su homologo canadiense, Harjit Sajjan, del ataque que se iba a llevar a cabo.
Moscú también fue alertado y ninguno de sus militares que estaban destinados a esa base corrió peligro. Trascendió que el Consejo de Seguridad Nacional, bajo las órdenes del general Herbert Raymond McMaster, diseñó tres posibles respuestas militares como represalia al ataque químico.
Según el diario The Washington Post, la decisión de atacar se habría tomado tras 48 horas de deliberaciones entre McMaster, Mattis y el secretario de Estado, Rex Tillerson.
Trump habría elegido la opción menos sangrienta y más efectiva. Los misiles Tomahawk tienen un margen de error estimado de 10 metros y un alcance de entre 1.250 y 1.600 kilómetros. Cada uno cuesta US$ 950.000 y son una herramienta usual para la defensa estadounidense. Desde su creación en los años 70, han sido lanzados 2.500. Sólo en la invasión de Irak en 2003 se utilizaron 802. Fue con este tipo de misil que el Pentágono intentó infructuosamente matar a Osama Bin Laden.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), tras el ataque dos los aviones de guerra sirios despegaron de la base aérea de Shayrat para bombardear objetivos cercanos, no lejos de la ciudad de Palmira.
Una fuente militar siria aseguró a la agencia France Presse que el Ejército había "tomado precauciones", desplazando aviones de la base aérea atacada. También según la cadena Fox News, una nave de guerra rusa entró en el Mediterráneo en dirección hacia los dos buques estadounidenses que lanzaron el ataque hacia Siria. Y la coordinación militar en la zona entre Rusia y EE.UU. se suspendió. En todos los frentes la alerta es total.