La trama tras el quiebre que puso fin a La Ley
Beto Cuevas anunció ayer que el trío se separaba apenas dos años después de su regreso.

No respondió al cliché de la crónica de una muerte anunciada ni a una disputa pública que tuviera como desenlace trágico el adiós. La disolución de La Ley, a sólo dos años de su última reunión y anunciada ayer por Beto Cuevas en su cuenta de Facebook, fue silenciosa, fulminante y, sobre todo, sorpresiva.
Aunque el grupo había arrojado pequeñas señales a principios de este mes, la separación se cocinó en paralelo a su activa agenda de presentaciones, y mientras ofrecían entrevistas subrayando sus proyectos y cierta plenitud alcanzada en esta segunda vida, además de abordar el álbum que estrenaron en abril, Adaptación. A comienzos de julio, el trío canceló de manera inesperada todos los conciertos que le restaban a su última gira regional, tramo que incluía fechas en Chicago, Cuzco, Arequipa, Bogotá y Monterrey.
La cancelación más sensible, y que empezó a dar cuenta de las turbulencias internas, fue la de EE.UU.. Anunciados como uno de los cabezas de cartel del reputado Ruido Fest -una de las citas de música latina más importantes de Norteamérica y donde compartían ese sitial con Los Fabulosos Cadillacs y Maldita Vecindad-, los chilenos comunicaron su baja apenas tres días antes de su presentación, sin ninguna explicación concreta. Para llenar la vacante, los organizadores llevaron a Gondwana.
Con los otros conciertos anulados fue similar: la decisión se informó a los fanáticos dos o tres días antes. Incluso en el caso de Colombia -donde tocarían en el Palacio de los Deportes de la capital-, algunos medios alcanzaron a publicar entrevistas donde Cuevas expresaba su alegría por volver a presentarse nuevamente en Bogotá.
Debido a la seguidilla de recitales que nunca se harían, los representantes del trío empezaron a argumentar a la prensa de cada país que todo se debía a un complejo problema vocal del cantante, una supuesta disfonía que lo tendría fuera de los escenarios por al menos seis semanas, como consecuencia de la estresante carga laboral de la última temporada. Tal versión nunca fue confirmada o replicada por Cuevas, Pedro Frugone o Mauricio Clavería.
Con abogados
Según distintas fuentes, una serie de fuertes diferencias personales y profesionales entre los integrantes de la agrupación, las que se arrastrarían desde principios de año, habrían precipitado el desenlace.
Consultado por La Tercera, el representante de los hombres de El Duelo, Pablo Galman, dice que por consejo de su abogado no puede entregar mayores detalles y sólo se limita a informar que el trance que hoy atraviesan sus ex dirigidos está en manos de dos de los abogados más cotizados del espectáculo estadounidense, Lawrence Iser y Michael Plonsker.
De hecho, el primero es uno de los mayores especialistas en conflictos de propiedad intelectual y derechos de autor, y en litigios laborales relativos al mundo del entretenimiento. Entre sus clientes figuran Mattel, SeaWorld y Univisión, además de representar a artistas como The Beatles, Michael Jackson y Axl Rose en negocios de distribución digital y conflictos de marca. Son estos profesionales los que hoy están resolviendo los asuntos contractuales de La Ley y el futuro de los músicos.
Desde su sello, Warner Music, no emitieron mayores declaraciones y también estaban sorprendidos con la noticia, ya que en las últimas semanas no habían recibido ninguna comunicación formal de parte del grupo. Por su parte, los tres integrantes no respondieron las consultas de este diario acerca de la situación.
En ese sentido, sólo quedan las frases del cantante en su Facebook, las que advierten de las fracturas en su círculo íntimo: “Después de varias conversaciones y meses de gira, hoy se cierra el último capítulo de un libro llamado La Ley. Algunos de ustedes se preguntaran la razón. Solo puedo decirles que la vida da muchas vueltas y así como un día nos reunió, hoy nos separa”.
En una de las últimas entrevistas a Cuevas que se publicó, el pasado 15 de julio en la revista Diners de Colombia, el chileno también deja entrever algunas fricciones: “Como en una relación de pareja te diría que (en una banda) también hay días buenos y malos…”.
En lo concreto, el reciente quiebre de La Ley es mucho más enrevesado que el primero, acontecido en 2005, el que fue anunciado con meses de anticipación y que hasta contó con una gira de despedida. La segunda vida del conjunto comenzó en 2014 con su show en el Festival de Viña, aunque desde un principio tuvo un trayecto algo pedregoso: dos meses después, el músico que habían anunciado como gran invitado, Zeta Bosio, se retiró sin motivos claros.
Aunque editaron uno de los discos más solventes de su carrera, la última ruptura de La Ley no responde a ese cliché de la crónica de una muerte anunciada, pero si a aquél que reza que las segundas partes jamás serán mejores que las primeras.
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