Bien, mal; bien, mal; bien, mal; bien, mal, y así hasta el pitazo final. Los hinchas de Universidad Católica no se pueden quejar de falta de emoción. Es el gran regalo que le entrega su equipo, dirigido por Mario Salas. El festejo cruzado, por ende, salió del corazón, agitado por el 5-3 sobre Huachipato, en Talcahuano, y por el ir y venir de un compromiso muy emotivo de principio a fin.  

En 45 minutos, los primeros del lance disputado en el Biobío, quedaron expuestas las dos caras del cuadro estudiantil. Una para aplaudir y copiar: osada, hambrienta, convencida de ser protagonista. Así llegaron sus dos goles de entrada, autoría de Roberto Gutiérrez, con una notable volea (29 segundos), y de Michael Ríos, con un cabezazo (2 minutos). Parecía, entonces, que por fin los cruzados firmaban una tarde tranquila. Los hechos, eso sí, dirían otra cosa.

Porque así como su fuerza y despliegue ofensivo son  ovacionados, la UC también tiene un lado oscuro, que es criticado, y con razón. Equilibrio es el concepto que más le ha faltado a los pupilos de Salas. Balance, especialmente a la hora de defender. Ahí, los descuidos son demasiado dolorosos. Pablo Alvarez se despreocupó de Andrés Vilches, y el ariete marcó el descuento a los 7'. Y, a los 41', prácticamente en la segunda llegada local al arco de Franco Costanzo, Carlos Espinoza ingresó sin marca para batir al portero argentino: 2-2, injusto por el trámite, pero ajustado a las falencias cruzadas.

Lo bueno para Católica es que antes del descanso, Huachipato sufrió un fuerte golpe, tras la expulsión de Nicolás Crovetto por una dura entrada a Ríos.

La superioridad numérica duró poco eso sí, puesto que Pablo Alvarez (muy mal debut) vio la roja por una agresión sobre Vilches. El afán ofensivo de los de la franja nunca baja, sin embargo. Se encontró con el 3-2, a través de un hermoso tiro libre de Ríos (62'). Pero a lo bueno, de inmediato le siguió algo malo. Estilo UC. Biskupovic soltó a Vilches en un córner, y el ariete, con una espectacular chilena, anotó el 3-3.

Adivine. En la jugada siguiente, la verticalidad  cruzada se impuso. Desborde de Mark González, centro y cabezazo del héroe Michael Ríos. Partido de alto vuelo, como suele ocurrir desde que Mario Salas llegó al banquillo de la precordillera.

La estocada provocó un severo daño en el corazón de Huachipato. Esta vez no hubo reacción. Al revés, de hecho. El conjunto estudiantil sentenció el compromiso con otra escapada por la izquierda de Mark González. No terminó en gol, pero sí en penal (cobro equivocado del árbitro),  que selló Darío Bottinelli a los 78'.

Así ganó Universidad Católica. Llega a 18 puntos, y se mantiene en la pelea por el título, como el cuadro más goleador del torneo (22) pero con la peor defensa (19). Es su ley. A matar o morir.