Si una cosa se puede concluir tras el partido que cerró la fecha en el Nacional es que la U está en alza. Eso es innegable. El resultado ante Unión lo ratifica. Los azules se ordenaron. Juegan con calma, sin la presión de hace algunos meses y cuando eso ocurre comienzan también a brillar con luces propias las individualidades. Y eso no hace más que hacerle bien al colectivo. Y en la jornada dominical, encima, al frente estaba Unión Española, uno de los que pelea arriba en la tabla del Clausura. Un rival duro. Uno para medir en qué pie realmente están los universitarios. Es cierto, no es un equipo que encandile, pero se nota una intención a la hora de jugar.
El primer tiempo estudiantil fue bueno. Y terminó con un resultado injusto para ellos por lo exhibido en la cancha. Porque el dueño de casa se mostró con argumentos mucho más sólidos que su rival en el inicio. Al frente, además, contaba con la colaboración de una Unión muy errática en el fondo, con Diego Sánchez y Lucas Domínguez cumpliendo un bajo cometido. Justamente, un grosero error del portero hispano permitió la apertura de la cuenta de Felipe Mora, quien lleva tres partidos consecutivos convirtiendo y se transforma en uno de los goleadores del torneo junto a Esteban Paredes y Cristián Insaurralde. Moravilla está encencido.
Los rojos mostraban escaso peso ofensivo. Ni Fernando Meneses ni Carlos Salom podían con Jean Beausejour y Matías Rodríguez por las bandas. En materia defensiva la U funcionaba bien. Con mucha coordinación entre sus líneas. Por eso fue un mazazo el tanto de la igualdad: en el primer remate con intención de la visita, Churín realizó una espectacular chilena que a pesar del manotazo de Johnny Herrera la pelota igualmente terminó en el fondo del arco. Era el 1-1 y el empezar de cero para la U. Así llegó el descanso. A esa altura, demasiado premio para los de colonia.
El complemento estuvo marcado por los yerros arbitrales. Y eso desvirtuó el partido. Inevitablemente cambió las propuestas de uno y otro equipo. Primero, a los 61 minutos, Cristián Andaur le puso la segunda amarilla a Pablo Galdames por una inexistente falta en contra de Gustavo Lorenzetti. Y luego, 180 segundos después y quizás consciente de que se había equivocado poco rato atrás, le mostró la segunda cartulina a Gonzalo Jara (muy pifiado tras la roja) por un supuesto codazo en contra de Churín. Hubo un forcejeo, sí, pero en ningún caso tarjeta. Incluso es discutible la falta.
Y ahí, dicho está, el compromiso cambió. Se plantaron otras estrategias, aunque con los estudiantiles aún como los dominadores de la pelota. Y también vinieron los cambios de uno y otro lado que intentaban darle un vuelco al resultado.
Y lo logró la U. Justamente con una de las modificaciones que introdujo Hoyos: Sebastián Ubilla, a los 88' con una gran definición, puso justicia a un trámite que siempre favoreció a los azules. En los descuentos, Herrera evitó el empate con una gran atajada. No es casualidad que tras tres años la U vuelve a ganar tres partidos al hilo otra vez.