No fue una semana fácil para Universidad de Chile. La derrota 4-0 a mitad de semana ante Internacional de Porto Alegre, que sentenció su eliminación en Copa Libertadores, fue un golpe duro para el equipo laico que, ante Barnechea, sólo apostaba a limpiar en parte su imagen. De objetivos deportivos, nada.

El equipo de Martín Lasarte no pelea el título; tampoco ingresar a la liguilla (no puede disputarla por haber jugado la Copa Libertadores este año), por lo que, de seguro, la cabeza de todos los universitario ya está en el segundo semestre.

El equipo guaicochero, como fue durante todo el campeonato, no fue un equipo complicado de batir. De hecho, la U, sin desplegar un juego muy vistoso, sólo le bastó el orden y la posesión para adelantarse territorialmente y también en el marcador. Así, a los 13', 41' y 45', Canales, Carmona y Ubilla marcaron para sentenciar rápido un triunfo que, de cualquier manera, no contrarresta los sinsabores de un magro semestre. Al término de la primera parte, los de Lasarte ya estaban 3-1 en ventaja. El descuento fue de Cristian Ivanobski.

La segunda mitad mantuvo la tónica. La victoria azul ya estaba materializada y sólo había que esperar que el reloj avanzara.

El propio Sebastián Ubilla aumentaría el marcador a los 51 minutos, lo que opacó todavía más el espíritu de lucha de Barnechea, pero le quitó atractivo al compromiso. Salvo contadas excepciones, el trámite del juego se desarrolló casi íntegramente en terreno de Barnechea.

Como el contexto lo permitía, Lasarte probó a jugadores que perdieron su espacio en el equipo o no venían actuando con regularidad. Así, los poco más de dos mil hinchas que llegaron al Estadio Santa Laura vieron a Gonzalo Espinoza y Fabián Carmona desde el primer minuto, y a Enzo Gutiérrez y Bryan Cortés, quienes ingresaron en el complemento.

Los primeros dos, eso sí, demostraron por qué fueron relegados de la oncena estelar. En un partido sin presiones, no supieron trascender y sus constantes desaciertos ofuscaron al propio técnico charrúa, quien se mostró activo y participativo durante todo el desarrollo del encuentro.

Al final, un triunfo cómodo, sin sobresaltos que, en un partido para el honor, como se conoce en la jerga futbolística a los partidos sin trascendencia, no sirve mayormente.

Es lo que le queda a la U. Sin objetivos por los cuales luchar, su único norte debiese ser ganar los compromisos que le quedan para no dejar tan mala imagen. Barnechea, en tanto, aunque descendido y, por lo exhibido, sin alma, aún tendrá algo que decir cuando, la próxima semana, choque con Cobresal en un compromiso vital en la definición de un torneo que, para azules y guaicocheros, terminó hace largo rato.