Universidad de Chile superó por 4-0 a Cobreloa, sumó su tercera victoria consecutiva y  consolidó la tardía recuperación que experimenta en el Torneo de Clausura, durante el que vivió varias fechas en los últimos puestos de la clasificación. El alza no tendrá ningún efecto práctico, pues la opción alcanzar el bicampeonato se apagó antes de surgir y, además, tampoco tiene la posibilidad reglamentaria de luchar por un cupo en la Copa Sudamericana.

En sentido contrario, los loínos se han mantenido en ubicaciones relativamente cómodas en el campeonato, pero están comprometidos al máximo en el coeficiente de rendimiento, que el próximo mes determinará el descenso de tres cuadros a Primera B, uno de los cuales Barnechea.

Hoy, incluso antes de que comenzara el encuentro en un casi despoblado Estadio Nacional, el presentimiento era claro: los azules eran favoritos absolutos, luego del gran nivel mostrado en el clásico ante la UC y pese a la goleada de 6-0 alcanzada por los calameños ante Huachipato, facilitada por la circunstancial presencia de un volante juvenil en el arco acerero cuando el marcador indicaba sólo 1-0.

Con estos antecedentes, la historia se escribió con letra clara casi desde el principio, con Guzmán Pereira y Sebastián Martínez controlando de modo absoluto a los volantes naranjas y, además, generando varias acciones en conjunto con Gustavo Canales y Sebastián Ubilla.

Ya a los 5', un centro de Ubilla fue voleado por Gustavo Lorenzetti y no fue gol sólo por la inspirada intervención de Luciano Palos.

Los minutos pasaban y el dominio local era cada vez más intenso, tanto que Johnny Herrera parecía presa del tedio, solitario en su área.

Por eso, los aciertos de Gustavo Canales y Pablo Magalhaes  no hicieron más que ratificar tanto desequilibrio.

La mejor prueba, además, es que Johnny Herrera sólo tuvo su primera intervención seria cuando concluía el primer tiempo, ante un cabezazo de José Luis Jiménez.

En la reanudación, hubo poco cambio. El balón circulaba con comodidad por los pies del mediocampo azul, mientras que Ubilla y Canales hasta ensayaban algunos lujos ante la inoperancia rival. Precisamente, luego de una de esas inspiradas gambetas, Canales envió un centro rasante que Maximiliano Rodríguez transformó en el tercer gol, previa falla en el cierre de Cristian Gaitán.

El tanto final llegó gracias a una precisa habilitación del ingresado Enzo Gutiérrez para  Lorenzetti, quien anotó con un toque suave ante el achique desesperado de Palos.

Con este resultado, poco cambia para la escuadra de Martín Lasarte, salvo el impulso psicológico que esta remontada final en el torneo pueda tener en la Copa Libertadores, donde los estudiantiles se juegan sus últimas cartas en la compleja tarea de alcanzar los octavos de final.

Para los loínos, la situación es dramática. Uno de los clubes de mayor jerarquía del fútbol chileno está en riesgo absoluto de perder la categoría. Y, por lo visto hoy, cuenta con escasas armas para evitarlo.