No hay caso. La U no sabe ganar. No puede. Aún cuando juega de local con el incesante apoyo de su público. Aún cuando sus futbolistas de rendimiento cuestionado cumplen una aceptable presentación. Aún cuando Hoyos manda a la cancha a todos los hombres de experiencia, todos ellos con pasos por ligas tan competitivas como Inglaterra, Alemania, Italia y Brasil. A los azules se les olvidó el gusto de la victoria. Este Sábado al menos no perdieron, pero en apenas cuatro fechas ya empiezan a mirar de lejos los primeros puestos de la tabla del Clausura.
Y eso que arrancó bien el cuadro estudiantil. Los primeros 15 minutos, tal como la fecha pasada en Talcahuano, fueron esperanzadores. El Romántico Viajero monopolizó la pelota en esa fracción del partido, con un Jean Beausejour protagonista y punzante. Hasta ahí, la U era un equipo profundo y protagonista. Incluso la Gata Fernández, que cuando se fue modificado en el segundo tiempo recibió las pifias del público, desperdició una buena oportunidad para abrir el marcador, pero Everton logró equiparar el partido.
Los universitarios no lograron sostener el dominio inicial. Y se transformaron en el equipo predecible y cansino de los últimos años. Los oro y cielo, por su parte, aunque sin ser muy profundos, comenzaron a manejar el choque en el Nacional, presionando bien arriba a los azules y obligándolos al pelotazo. Ahí Leandro Benegas, aunque voluntarioso, se vio muy solo, abandonado a su suerte. Con ese empuje logró generarse una ocasión que a los 24' evitó Eduardo Lobos con ayuda del vertical. Antes del filo del descanso, el local reclamó un penal sobre la Gata, pero Felipe González estuvo bien en una jugada que llamaba a la confusión. Acierto el del juez.
Ya en la segunda etapa y con el afán de cambiar el rumbo, Hoyos intentó con Lucas Ontivero, quien se quedó en el banco en desmedro del debutante juvenil Iván Rozas.
También lo hizo con el ya habitual ingreso de David Pizarro, pero nada de eso resultó. Porque aún cuando el DT laico ha dicho hasta el cansancio que el Fantasista aún no está para disputar 90 minutos, darle apenas 9' al jugador distintos que tiene en el plantel parece ser muy poco. A pesar de las ganas y el talento, ni su presencia alcanzó para revertir el destino.
La U fue la misma U que no pudieron levantar en el pasado primero Sebastián Beccacece y luego Víctor Hugo Castañeda junto a Luis Musrri. Ese equipo que se ve lento, con transiciones predecibles. Un elenco abúlico.
Pasa que por el contrario Everton sí sabe a lo que juega. Ya desde el semestre pasado, cuando llegaron a la final de la Copa Chile, anunciaban que al menos serían un hueso duro de roer para cualquiera en esta mitad del año. Y los viñamarinos se plantaron bien en el campo de Ñuñoa, con un veloz Maximiliano Cerato (en el primer lapso estrelló un remate en el horizontal) y buenas combinaciones. Así se llevaron un merecido empate de vuelta a la V Región.
La U no pudo. Nuevamente no pudo. Y tal como en los últimos torneos, se comienza a quedar en lugares secundarios de la tabla de ubicaciones. Y es que con apenas 15 minutos de buen fútbol no alcanza.