Una cosa es querer, otra cosa es poder. Una cosa es crecer, otra muy distinta es madurar. La U salió hace rato del coma que sufrió en los últimos dos años y hasta volvió a caminar, pero todavía no estaba lista para correr. Y contra un rival como Corinthians, flamante campeón del torneo Paulista, había que correr a 100 por hora, sin interrupción.
El milagro que pidió Hoyos no llegó. Dar vuelta el 2-0 sufrido en Brasil, para avanzar a la segunda ronda de la Copa Sudamericana. Misión durísima en el papel, imposible a partir de los 36 minutos, con el gol de Rodriguinho, que obligaba a los dueños de casa a marcar cuatro conquistas.
Consciente de que ganar no era suficiente, el entrenador estudiantil lo apostó todo, con lo que tiene. Seguro que antes de entrar a la cancha, el DT instruyó y motivó a sus dirigidos para que fueran al frente, para que no miren hacia atrás. Universidad de Chile salió a presionar, con Christian Vilches, Gonzalo Jara y Lorenzo Reyes como los únicos jugadores azules con responsabilidades defensivas (además de Herrera, obviamente). El resto tenía chipe libre para irse arriba.
¿Qué pasó? Que a Corinthians no le complica para nada que sus rivales jueguen así. De hecho, es parte de su estrategia disfrazarse de dominado para matar con espacios en el contraataque. Por eso, mientras más atacaba la U, más peligros eran las llegadas brasileñas al otro extremo de la cancha. Mientras los dueños de casa presionaban con centros, Jadson estrellaba la pelota en el poste de Herrera. Mientras Ontivero exigía a Cassio con un zurdazo, Rodriguinho definía la serie con un disparo inatajable para el meta del conjunto del chuncho.
De todas formas, la exhibición azul de deseo y valentía generaba el apoyo ininterrumpido desde las tribunas. El aliento sólo se detuvo con el pitazo del descanso, a la espera de las movidas de ambas escuadras, a la espera de un segundo tiempo que suponía las mismas características del lapso anterior.
Hoyos se aburrió de Ontivero, quien nuevamente aportó poco y nada por la punta derecha. Mandó a David Pizarro a la cancha, para ganar la pelota y sumar tranquilidad en la mitad del campo. Buena idea, porque el Fantasista puso su sello en la cancha, cuando el balón pasó por sus pies.
El problema es que el desorden de la U se hizo más evidente. El desorden ideado, quizás, jugado también. Los defensores nacionales quedaron mano a mano con los rivales y a los 55', Jadson hizo pagar la osadía. Nada que hacer, demasiada diferencia en los números y también en el juego.
Universidad de Chile, sin embargo, no claudicó. Siguió empujando y se encontró con un premio mínimo: el descuento, obra de Felipe Mora, a los 64'. El gol hizo crecer a los dueños de casa, aunque para ser justos Corinthians ya jugaba a otra velocidad, tranquilo, con la clasificación en el bolsillo.
La U tuvo varias ocasiones para empatar. Incluso un disparo en el poste de Gonzalo Espinoza. Luces de fútbol, esperanzas. Buenas intenciones, que se ensuciaron sobre el final, por las expulsiones de Lorenzo Reyes y Gonzalo Jara, frustrados quizás por la eliminación y por esa sensación de que no se podía hacer más en esta versión de la Copa Sudamericana.