La U volvió a quedar en deuda en el campo internacional. El campeón chileno, que había perdido en el estreno frente a Emelec, esta vez sucumbió en Brasil a manos de Inter de Porto Alegre.
El 3-1 en favor de los gaúchos supone un duro golpe para los azules en sus aspiraciones por seguir con vida en la Copa Libertadores. Sin puntos tras dos jornadas disputadas, el equipo de Martín Lasarte está obligado a ganar todos los puntos que le quedan en disputa para soñar con una clasificación. Algo que parece casi imposible por el nivel colectivo y sobre todo individual que muestras el equipo, con errores además de funcionamiento que a esta altura parecen insalvables.
La disposición táctica de Lasarte, de ubicar a Gustavo Lorenzetti como volante de faceta defensiva, le trajo muchas complicaciones por el costado izquierdo de la zaga. José Rojas siempre quedó en desventaja numérica, especialmente cuando aparecían Vitinho y D'Alessandro. Inter, en el arranque, se generó cuatro acciones de riesgo, todas por envíos desde la derecha de su ataque, anticipando los problemas que tenía la U en el retroceso.
Salvo un remate de Maximiliano Rodríguez, que devolvió el travesaño del arco defendido por Alisson, el campeón chileno no tenía mayor presencia en terreno rival. A los mediocampistas les costaba asociarse, pese a que la intención inicial era controlar la posesión. Salvo Guzmán Pereira, condicionado desde temprano por una tarjeta amarilla, el resto no se veía cómodo en la cancha resbaladiza del Beira Río.
Pero lentamente, quizás ayudado por el cansancio del dueño de casa, la U se fue posicionando mejor. Empezó a aparecer más Ubilla y Lorenzetti abandonó su parcela pegado a la línea para acompañar a Rodríguez y Canales. El cierre del primer tiempo invitaba a la ilusión de los azules, pero el juez Víctor Carrillo tenía dispuesta otra cosa.
Una disputa entre D'Alessandro y Suárez en el área chilena fue sancionada por el juez como penal. Aunque hubo un agarrón del defensor, quedó la impresión de que el argentino magnificó la caída. El propio volante transformaría la pena máxima en gol.
La U sintió el golpe. Arrancó el segundo tiempo sin en contrar los caminos para inquietar a Alisson. Inter, conforme con la mínima ventaja, le cedía el terreno a los azules, agazapado esperando algún contragolpe que les permitiera liquidar el pleito, sabiendo de antemano los enormes problemas en el retroceso que ha manifestado el equipo de Lasarte en el semestre.
Y como una película repetida, nuevamente la U quedaría mal parada tras un tiro libre a favor. Tal como ocurrió ante Santiago Wanderers, Antofagasta, Iquique. Esta vez, un despeje en el área local, terminaría tres trazos después con Jorge Henrique definiendo sólo frente a Johnny Herrera. La imagen de José Rojas corriendo detrás de tres arietes brasileños sería el más fiel reflejo del mayor pecado futbolístico que tiene el campeón chileno.
El segundo tanto parecía la lápida. Pero cuando la U estaba más para el cachetazo, apareció Gustavo Canales con un derechazo cruzado para achicar diferencias y volver a meterla al partido.
Por ahí un remate de Gonzalo Espinoza, desviado por el portero Alisson, casi decreta el empate para los azules. Pero los pecados defensivos una vez más terminarían condenando a la U.
Una mala salida en el fondo nuevamente dejó mal parada a la última línea, que sólo miró como Sasha apareció solo ante Herrera para batirlo sin inconvenientes. Ahí terminó el partido como expresión de lucha. Ahí seguramente quedaban enterradas las ilusiones de la U para seguir en la Copa Libertadores. Sin puntos tras dos partidos, sólo hacen pensar que un milagro le evitaría sufrir un nuevo fracaso internacional.