¡Partidazo! De esos que resultan atractivos a la vista de cualquiera, aunque su equipo no esté en la cancha. Unión Española y Universidad Católica respondieron al cartel y regalaron un choque de alto vuelo anoche en Santa Laura. Con emociones de uno y otro lado. Con un resultado incierto hasta el final y con dos equipo que apelaron al amor propio -y también al fútbol- para intentar quedarse con los puntos que los dejaran encendidos en la lucha por el título.

Porque a pesar de no ser uno de los clásicos grandes del fútbol chileno, el duelo entre rojos y cruzados ha adquirido tintes incluso épicos de un tiempo hasta esta parte. Y el de hoy no fue la excepción. Porque hasta hoy, en los diez últimos enfrentamientos las cifras eran decidoramente parejas: cuatro triunfos para cada uno y dos empates. Así llegaban a este partido, donde a pesar de un mejor arranque cruzado en que en los primeros minutos arrinconó a su rival, fue el cuadro de Independencia el que se puso en ventaja.

Y fue gracias a una bonita jugada colectiva que finalizó Carlos Salom a los 12' que los rojos abrieron la cuenta. La UC intentó reacomodarse pero el libreto del elenco de colonia está bien aprendido y aprieta cuando tiene que hacerlo. Con orden se las arregla para tocar rápido. Ejemplo de eso fue el 2-0, que llegó a los 26' en los pies de Diego Churín, quien llegó a los ocho tantos en el certamen, posicionándose como el exclusivo artillero.

La Católica, que anoche tuvo como mayor pecado su fragilidad defensiva, acusó el golpe. Y Unión leyó bien lo que venía. Pero si algo tiene la UC de Mario Salas es que nunca se da por vencida. Y aún cuando el 3-0 estaba más cerca que el descuento, una exquisita chilena de Ricardo Noir decretó el 2-1 y fue suficiente para hacer creer a jugadores e hinchas que una remontada era posible. Tan sólo tres minutos después José Pedro Fuenzalida lo hizo realidad y estableció la igualdad. Pero el Chapa no se conformó con eso. Y fue por más. Y lo consiguió a los 74', cuando concretó una buena jugada y desató el delirio de los casi 3.000 hinchas franjeados.

Unión, sin embargo, no estaba dispuesta a que el esfuerzo hecho en la primera parte del duelo se fuera al tacho de la basura. Y logró el 3-3 a los 81' después de una serie de rebotes que para suerte hispana terminó golpéando en Scifo y la pelota se fue al fondo del arco de Toselli. Gol feo, pero a esa altura daba lo mismo.

A la UC, eso sí, le quedaba un último aliento. Un último esfuerzo. Porque el sueño de un inédito bicampeonato está intacto. Nicolás Castillo se encargó de decirle a todos que el equipo de Las Condes va en serio, que el título del primer semestre no fue casualidad. Y que se alisten los que vengan.