Del bicampeón ya queda poco y nada. Universidad Católica, tal como en el primer semestre, no encuentra el rumbo, el fútbol ni el gol. Ayer, una vez más, los cruzados mostraron un pobrísimo nivel. El verdugo fue Unión Española, que hizo valer su localía tras imponerse por 1-0.
Ni el regreso de Diego Buonanotte, ausente la primera fecha por suspensión, mejoró la triste imagen que los estudiantiles dejaron ante Universidad de Concepción, la semana pasada, en su debut en el Transición. Lo de anoche, en el estadio Santa Laura, sólo confirma que el técnico Mario Salas no le encuentra la vuelta a un equipo que muestra desorden en la cancha, que carece de finiquito y que se ha vuelto terriblemente predecible.
Santiago Silva, cada vez más perdido en la delantera, está peleado a muerte con el arco rival. Y no porque desperdiciara dos o tres ocasiones claras como acostumbra, sino porque fue un fantasma total. Apenas tocó la pelota. Prácticamente no participó del juego. Decir que no hizo nada no es exagerado. Al contrario, se ajusta a la realidad.
En este sentido, los de la franja aún extrañan al irremplazable Nicolás Castillo. También a Roberto Gutiérrez, desechado por el DT y que no se cansa de convertir en Palestino. Una decisión inentendible.
Para ser justos con el Tanque, sus compañeros tampoco colaboran. Católica se generó muy pocas opciones de peligro. Jeisson Vargas fue escaso aporte. De hecho, el arquero hispano Cristian Guerra intervino en contadas oportunidades.
Ni Cristopher Toselli se salvó esta vez. El meta salió de forma desesperada a interceptar a César Pinares dentro del área cuando empezaba el segundo tiempo. Tras recibir y controlar el balón, el volante local lo eludió fácilmente y el mundialista Sub 20 de Canadá le cometió un penal claro. El propio Pinares convirtió la pena máxima al picar el balón exquisitamente con la zurda. El 10 de los rojos fue la figura y, por lejos, el agente más peligroso del cuadro dirigido por Martín Palermo.
Tras la apertura de la cuenta, la UC reflejó su falta de ideas. Simplemente se fue adelante a la desesperada, sin ningún trasfondo táctico. Y mientras su DT sólo les gritaba "dale, dale" a sus jugadores, estos cayeron en el descontrol. El elenco de la precordillera sufrió las expulsiones de Benjamín Kuscevic y Luciano Aued, terminando con nueve jugadores. El conjunto del Loco tampoco se salvó de la justicia de Carlos Ulloa, ya que Ángelo Pizzorno también vio la roja. Ayer, el arbitraje, muy cuestionado estos días, estuvo a la altura en las jugadas polémicas. Por fin.
Otra triste jornada para la UC, que en apenas dos fechas suma un punto, cero gol y tempranamente pierde protagonismo en la lucha por el campeonato, que para el dolor de sus hinchas, tiene a la U como puntera (junto a Everton).
No hay rastro de la UC bicampeona del 2016.