Fue el peor final para Universidad Católica en la Copa Libertadores. A cinco minutos del final dominaba el partido ante Peñarol, ganaba 2-0, estaba forzando los penales y los hinchas se ilusionaban con la hazaña. Pero llegó el centro de Aguiar y Paulo Garcés fue nuevamente protagonista al quedarse a medias en la salida, lo que permitió el gol de Estoyanoff. Y se acabó. Pese a los descuentos, a las arengas desde el banco, la UC se quedó en los cuartos de final tras un insuficiente triunfo por 2-1.
Peñarol inició bien el partido, buscando el gol que obligaba a los cruzados a anotar cuatro. A los 3', Garcés se lució al evitar el tanto de Corujo. Al igual que en Montevideo, el portero comenzaba a cumplir una buena actuación.
Pero tras diez minutos de presión, Católica tomó el control. Juan Antonio Pizzi salió con un esquema distinto, con José Luis Villanueva acompañando a Lucas Pratto y Milovan Mirosevic en el mediocampo.
Y fue el delantero argentino el que abrió a la derecha para que Fernando Meneses abriera el marcador con un potente remate a los 18'. Quedaba mucho tiempo y parecía posible la clasificación cruzada.
La segunda parte comenzó igual que la primera, con Peñarol al ataque. Lo tuvo Olivera, pero entre Garcés y Hans Martínez, que salvó en la línea, evitaron el empate (48'). A los 56' fue el travesaño el que salvó a la UC.
Los cruzados retomaron el control, mientras que los uruguayos empezaron a buscar sólo con pelotazos largos. En eso estaban cuando a los 69' Roberto Gutiérrez, quien había ingresado siete minutos antes, desata la locura en San Carlos con un remate a la entrada del área para el 2-0.
La UC estaba asegurando por lo menos los penales, mientras que Peñarol parecía agotado. Pero apareció el tan comentado espíritu de lucha del equipo que dirige Diego Aguirre. Y en el último esfuerzo, a los 85', Aguiar sacó un centro desde la izquierda, Garcés queda a medio camino en la salida y Estoyanoff anota en el segundo palo.
La euforia de los más de 500 hinchas aurinegros y del equipo silenciaron por unos minutos el estadio. Desde la banca Pizzi y Jorge Fleitas, el preparador físico, trataron de levantar al equipo. Pero ya la hazaña parecía imposible. Quedaba muy poco para buscar los dos goles.
Así llegó el final, con los hinchas cruzados despidiendo entre aplausos al equipo y los de Peñarol agradeciendo el sacrificio de su equipo y un nuevo error de Garcés.