La Unión Europea (UE) aprobó este martes el ingreso de Letonia en el euro, una economía que superó la recesión gracias a una cura draconiana de austeridad y que ingresará a partir de enero en un bloque golpeado por una prolongada recesión y el desempleo.
Reunidos en Bruselas, los ministros de Finanzas de la UE dieron su luz verde al ingreso de Letonia, el último paso que faltaba para que el país báltico se convierta a partir de enero en el 18 miembro del Eurogrupo, lo que se considera como una bocanada de aire fresco para el bloque, pero que genera amplias resistencias entre los 2,1 millones de letones.
"Son buenas noticias, no solo para Letonia, sino también para Europa y la Eurozona, refleja confianza en el euro, pese a los problemas y los rumores pasados de una posible desintegración", celebró el primer ministro letón, Valdis Dombrovskis.
"La velocidad es la respuesta. Hemos hecho más de lo que se esperaba de nosotros", se jactó el ministro letón de Finanzas, Andris Vilks.
Con la medida, Letonia espera atraer más inversores extranjeros, siguiendo los pasos de Estonia, la otra de las tres exrepúblicas bálticas, que adoptó el euro en 2011.
"Vemos muchos beneficios a corto y a largo plazo", explicó Vilks.
Pero ahora las autoridades letonas deberán convencer a su población. En los últimos sondeos, los letones no parecen demasiados contentos de ingresar en un bloque con países devastados por la crisis como Grecia o Chipre.
En un país que experimentó el crecimiento más rápido de su economía, a muchos letones les parece disparatada la idea de que en futuro tengan a salir a rescatar a economías mucho más grandes.
Según una encuesta divulgada el martes por la firma SKDS, un 53% de los letones se opusieron a la adopción del euro, mientras que un 22% se pronunció a favor.
Al ser interrogado sobre si el país debería considerar la decisión en un referéndum, el ministro de Finanzas respondió: "No necesitamos eso".
"Estamos explicando, comunicando las medidas a la población", añadió.
De hecho, Letonia se ha convertido en un buen alumno de Bruselas y puede presumir de buenos datos macroeconómicos, tras un rescate internacional de 7.500 millones de euros a su economía devastada por una crisis en 2008-2009.
El Gobierno de centroderecha de Valdis Dombrovskis -en el cargo desde 2009- logró corregir sus desequilibrios económicos gracias a una cura draconiana de austeridad, una medida que ha dado de momento escasos o pésimos resultados en el resto de las economías del euro, sobre todo en España, Grecia, Italia o Portugal.
En 2012, el país que ingresó en la UE en 2004 y desde entonces aspira a ingresar en el euro, creció a un ritmo superior al 5% y el desempleo descendió hasta el 10,5%.
"Podemos mostrar nuestra experiencia a otros", se jactó el ministro letón.
El déficit público del país se redujo a 1,2% en 2012 y según los pronósticos, se mantendrá igual en 2013. Su deuda pública alcanzó el 40,7% de su PIB a fines de 2012.
En ese contexto resulta difícil entender por qué quiso ingresar a un bloque que se encuentra en recesión desde el tercer trimestre de 2012.
Sobre todo que el coste social debido al endurecimiento de las condiciones de vida ha sido brutal.
Para alcanzar este repunte, Riga aumentó la edad de jubilación, las prestaciones sociales fueron drásticamente recortadas y el sector público fue reducido, mediante el despido de funcionarios públicos y una reducción de salarios. El país aprobó una serie de impuestos y se redujeron las prestaciones en el área salud, entre otras medidas.
Incluso, aunque los defensores de la austeridad ensalzan a Letonia, la reducción de gastos y los recortes no explican por sí solos la reactivación de la economía del país. Los expertos recuerdan que la mayor parte de las relaciones comerciales de Letonia es con países que han salido mejor parados de la crisis, en particular Alemania, Polonia y Rusia.
En un comunicado, los europeos explicaron que a partir de enero, cuando Letonia abandone su moneda local (lats), la tasa de cambio será de 0,702804 lats por euro.