El 12 de octubre de 2010 jugaban las selecciones de Italia y Serbia en Génova buscando la clasificación a la Eurocopa del 2012. Sin embargo, aquel crucial encuentro debió ser suspendido cuando apenas se disputaban seis minutos de juego. Más de 1500 hinchas serbios provocaron disturbios en el estadio, lanzando proyectiles al resto de los espectadores y amenazando con ingresar a la cancha. El momento más tenso vino con una bengala lanzada por los ultras serbios que por poco alcanza al portero italiano Emiliano Viviano y al árbitro Craig Thomson de Escocia. Luego de eso llegó la suspensión del encuentro, decisión tomada por los capitanes de ambas equipos.
La medida fue lógica, ya que antes de entrar al estadio más de trescientos fanáticos de Serbia habían efectuado desmanes en el centro de Génova, incluso un grupo de hinchas, también serbios habían lanzado piedras al bus de su propia selección.
Debido a lo grave de la situación, el presidente de la UEFA, Michel Platini se reunió con el presidente de Serbia, Boris Tadic, y advirtió que la Federación Serbia, es decir la selección más los clubes, serán excluídos de todas las competiciones internacionales de la UEFA si continúan los hechos de violencia protagonizados por los radicales hinchas.
Al parecer, éste es un problema común en Serbia, donde existen numerosas denuncias a los hinchas por asesinatos, narcotráfico y otrs delitos graves.