La ecuación, a estas alturas, resulta sencilla. Iquique o nada. Iquique o cero absoluto en el bombo de los octavos de final de la Copa Libertadores. Un año más y por tercero consecutivo. Y es que aunque pocos hubieran podido imaginarlo hace algunos meses, el conjunto nortino es hoy la única esperanza chilena en el máximo torneo continental de clubes. La última bala para tratar de salvar un honor mancillado, hace rato ya, de manera casi sistemática.
Las cifras pocas veces mienten. Y la estadística indica que desde la edición de 2005 (aquella en la que se instauró por primera vez la disputa de una primera fase con eliminación directa), de los 40 conjuntos chilenos que han tomado parte en el certamen -considerando los cuatro que lo hicieron en este 2017-, tan sólo ocho han conseguido avanzar, al menos, hasta los octavos de final. Un rendimiento paupérrimo. La U en cuatro ocasiones (con dos semifinales, en 2010 y 2012); Unión en dos oportunidades; y la UC y Colo Colo una vez cada uno. Poco. Muy poco.
Pero esta tarde, en el Defensores del Chaco de Asunción, el equipo que se encuentra a las puertas de poder maquillar, en parte, tan oscuros guarismos, no es ninguno de los grandes clubes de la capital (apeados por cierto del certamen a las primeras de cambio), sino un dragón celeste decidido a volar hoy más alto que nunca. Más alto que nadie. "Vamos con el ánimo de hacer historia. No tenemos nada que perder y sí mucho que ganar", declaró el técnico de Deportes Iquique, Jaime Vera, ante de poner rumbo a tierras paraguayas.
Con un bagaje de nueve unidades en cinco encuentros, el equipo de la Primera Región ocupa provisionalmente el tercer lugar del Grupo 8, y aunque depende de sí mismo para clasificar a la siguiente fase, está obligado a derrotar esta noche de visita al Guaraní para lograrlo. Ningún otro resultado sirve a los discípulos del Pillo Vera, que ya han asegurado de manera matemática su participación en la Copa Sudamericana, pero que sueñan con lograr un inédito boleto a los octavos del torneo mayor en la segunda experiencia de su historia en Copa Libertadores.
Así valoraba, en conversación con La Tercera, el DT de la escuadra iquiqueña el primer encuentro disputado ante Guaraní en la altura de Calama (0-1) y el pos
terior repunte experimentado por el equipo en el torneo: "El primer partido fue bastante injusto para nosotros. Tuvimos muchas ocasiones que no pudimos concretar. Pero el de Zamora, que fue un partido muy difícil, lo ganamos, y a Gremio, un grande de Sudamérica, también le ganamos. Y eso es lo que hoy nos mantiene vivos".
Vera destacó además "el profesionalismo de los jugadores", haciendo especial hincapié en su capacidad para "mantener una regularidad y un nivel de juego a pesar de estar peleando en dos frentes". El DT entregará la batuta en el centro de la cancha a Rafa Caroca en su último encuentro con la camiseta celeste. El volante (autor de tres goles en la presente edición de la Copa Libertadores) no continuará en el club tal y como confirmó el propio entrenador y la negativa a escuchar siquiera una última oferta del club no gustó mucho en el norte.
"Será un partido complicado. Ya los enfrentamos y nos ganaron acá. Es un rival muy difícil y tendremos que hace un partido redondo para poder clasificar", valoró, respecto del decisivo encuentro ante Guaraní, otro volante celeste, Mathías Riquero.
Y si el desafío futbolístico de esta noche no resultara por sí mismo lo suficientemente estimulante, la dirigencia iquiqueña ya confirmó que el plantel celeste (que percibirá de manos de la Conmebol una inyección de US$ 750 mil de plantarse en la siguiente fase), se repartirá otros US$ 250 mil en caso de lograr el objetivo fijado.
"Hemos hecho varias pillerías dentro de la cancha este semestre y eso nos ha favorecido mucho. Y esperamos seguir haciéndolas porque sin pillería tú no puedes jugar al fútbol", culminaba Jaime Vera. Un partido, el de esta noche, para pillos. Para dragones sin miedo a las alturas. Para evitar otro fracaso.
Para ver mejor los detalles de la infografía haz click aquí o sobre la imagen.