El travertino es un tipo de piedra caliza muy común en la península itálica. Su abundancia y calidad para la construcción la hicieron un material predilecto para la edificación de muchos monumentos, primero en la historia romana y más tarde en Italia. La famosa columnata de la Plaza de San Pedro en Roma fue hecha con esta piedra, y Miguel Angel la usó para las columnas externas de la Basílica de San Pedro.

Fue, por sus bondades, uno de los materiales usados en el Coliseo Romano y uno de los elementos centrales en el más ambicioso proceso de restauración al que haya sido sometido el anfiteatro de 2.000 años de antigüedad, con una inversión de 35 millones de dólares.

El travertino tiene un característico color blanquecino, que con el paso de 20 siglos ha ido perdiendo. Por ello, el proceso de refacción, iniciado en septiembre de 2013, incluye devolverle su color original limpiando las paredes. En el proceso sólo se han usado esponjas y agua, para evitar el deterioro de la piedra.

Hasta ahora, ya suman cuatro filas de las arcadas de la obra limpias, "lo que representa 2.100 m2 de superficie en total, o sea un 10%", dijo Mariarosaria Barbera, de la Superintendencia Arqueológica de Roma.

La primera fase de la restauración implica limpiar 22.600 metros cuadrados de una superficie total de 237.000 metros cuadrados que contempla el proyecto total, que estará finalizado en 2016. El proceso, en el que participan arqueólogos, arquitectos, ingenieros, trabajadores especializados y restauradores, elimina los depósitos sueltos de polvo y  disuelve la corteza negra que cubre los arcos, dejando el brillo original.

POLEMICA

La restauración del Coliseo ha estado rodeada de polémicas, después que se supo que el financista del proceso sería Tod's, una importante firma de zapatos de lujo italiana.

Críticos opinan que el financiamiento para este tipo de restauraciones debe correr por cuenta del Estado, pero el gobierno italiano lucha con una cruenta recesión económica en que la conservación de sitios históricos no está en las prioridades.

Por ello han recurrido a financistas privados, especialmente marcas de lujo que quieren estampar su huella en el patrimonio del país: la Fontana de Trevi está siendo restaurada con un aporte de cuatro millones de dólares por la marca de moda Fendi. Bulgari pagó otros dos millones para arreglar la Plaza de España.

También se ha dicho que Diego Della Valle, el fundador de Tod's, aprovechará los 35 millones de dólares invertidos en el proyecto como una inversión publicitaria. Los críticos temen que el logotipo de Tod's aparecerá por todo el Coliseo, pero Della Valle dijo que no tenía intención de explotar su patrocinio. El único guiño visible a la financiación es por ahora un pequeño logo de Tod's en el frontis del Coliseo, donde se detalla la naturaleza del proyecto.