Un correo electrónico enviado desde el otro lado del mundo al gerente general de Schwager, Álex Acosta, en 2016, fue el punto de inicio de una nueva reinvención de Schwager. La empresa china Yuanda quería entrar al negocio de energía en Latinoamérica y para eso se contactó con Acosta, quien cuenta cómo va "el pololeo". Y todo con un solo objetivo: dejar atrás el pasado más oscuro de la firma, cuando el 2006 su ex gerente y dos ex directores fueron multados por la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) por uso de información privilegiada y ocultamiento de información al mercado. A 11 años del "caso Schwager", quieren mostrar su nueva cara.

"Es una empresa que se ha reinventado. Son más de 100 años de historia, gloriosa en los tiempos del carbón, y en este proceso de reinvención hay aciertos, errores, pequeños y grandes. Este pasado que la transformó en un gran productor de carbón, y también un pasado que la llevó a acciones especulativas que son absolutamente condenables y que ya son tema cerrado", dice Acosta, quien arribó a la firma en 2011 proveniente de la minería.

"En algún momento de la historia de Schwager ocurrieron definiciones y acciones que no corresponden, que tienen que ver con una especulación que en algún momento ocurrió, fue un episodio lamentable, que no es un tema de olvidar, pero sí de cerrar. Es un tema que fue público, que fue a las instancias de un estado de derecho y se tomaron las resoluciones del caso. De ahí en adelante lo que la empresa hizo fue reinventarse. Hoy, toda la estructura de la empresa es nueva. No ocurre nada con las iniciativas que hubo en ese entonces, las personas somos otras, los negocios son otros y las prácticas son otras. La empresa ha salido adelante, a partir de políticas, de principios y de valores", afirma.

Durante la casi hora y media de conversación, Acosta ocupa más de 20 veces la palabra "reinvención". Y eso lo han hecho dejando muy lejos su pasado en el carbón y volcándose a dos áreas de negocios. La primera es la de servicios a la minería, donde crearon una plataforma para atender a la gran minería en sus planes de mantenimiento planificado o reactivo. Dentro de los clientes destacan Codelco, Glencore, Escondida y algunas mineras filiales de Antofagasta Minerals.

Y la segunda área principal de negocio es la energía, donde hoy concentran los esfuerzos por hacer cosas nuevas. Para ello han construido tres plantas de biogás, la más importante en una procesadora de productos lácteos, donde instalaron una planta que trata los residuos, los procesa en un biodigestor, genera gas, y ese gas se transforma en un insumo para la planta. En dicha empresa, Lácteos y Energía, Schwager es dueña del 63% y comparte propiedad con Molinos Bío Bío, de la familia Manzur, hace cinco años. Y es justamente esa planta, ubicada en Purranque, Región de Los Lagos, otro negocio al que entraron. Lo que hacen es comprar suero líquido de leche y lo transforman en suero en polvo con la marca LyE, el que se ocupa como parte de los suplementos nutricionales para deportistas.

Las otras dos plantas de biogás las construyeron para Lácteos Puerto Octay y Lácteos Osorno, en la misma Región de Los Lagos.

En energía también entraron al desarrollo de dos centrales hidroeléctricas de pasada. Una en la Décima Región, en Ensenada, de 3 MW, bautizada como Los Pinos, en sociedad con la firma Puntiagudo, de la familia Ziller y cuya inversión asciende a US$ 12 millones. La otra, llamada Cóndor, ubicada en Vilcún, en La Araucanía, que tiene una capacidad de 5 MW y un costo de US$ 20 millones.

Los chinos

Y aunque ambos proyectos se encuentran con sus permisos ambientales aprobados, fue en su financiamiento donde aparecieron los problemas. "Llegado un momento no teníamos posibilidades de desarrollar este proyecto. No encontrábamos un financiamiento que fuera posible, que fuera viable y conveniente económicamente", dice Acosta.

Y ahí apareció Yuanda con su correo electrónico, luego vinieron viajes a China para presentarse y empezar a tomar forma de cómo iban a trabajar. Actualmente, tienen dos memorándum de entendimiento donde están definidos los términos del acuerdo, primero para financiar la central Los Pinos y otro para Cóndor. "Lo que tiene que ocurrir a continuación es que haya un acuerdo entre Schwager y Yuanda en el costo de construcción, y una vez que ese acuerdo ocurra, se concretará el financiamiento", explica Acosta.

Y en ese relacionamiento con los chinos, el "caso" salió a flote. "El pololeo no solo consiste en caerse bien, sino que en identificar las coincidencias. Nosotros no tenemos ningún tipo de inhibición en contar nuestra historia, que es pública. Fuimos nosotros quienes le contamos de dicho episodio".

Sin embargo, no se quedarán solo en los proyectos Los Pinos y Cóndor con los chinos. "Hemos empezado a tener una mirada de negocios más de futuro, eso significa que estamos evaluando diferentes alternativas de negocio en esta parte del mundo, no solo en Chile, para complementar las competencias de Schwager y las de Yuanda. Tenemos presentadas diferentes ofertas para proyectos de energía que serían susceptibles de ser construidos tanto en Chile como en Perú, clientes que quieren desarrollar proyectos de energía hidroeléctrica un poco más grandes", revela. Y así, además de construir las centrales, también podrían suministrar equipos desde China, optimizar las ingenierías de los proyectos y eventualmente acceder al financiamiento. También en el radar hay otras energías. "Estamos mirando proyectos solares, eólicos, estamos mirando todo, pero las cosas hay que hacerlas paso a paso", afirma.

¿Y hacía dónde va este pololeo? "En el plan de Schwager, el entendimiento de este plan de negocios y hacerlo conversar con esta mirada que estamos pavimentando con una empresa china es una excelente noticia. ¿Adónde va a llegar esto? Hoy no lo sabemos, esto es bien terrenal y concreto", concluye Acosta.