Poco le importa a Juan Antonio Pizzi el presente de Eduardo Vargas. En su mente, el técnico santafesino parece tener guardada una sola versión del renquino. Aquella es la del futbolista que poniéndose la camiseta de la Selección no tiene ningún complejo frente al arco rival. Su mejor respaldo son los 31 goles que lo tienen dentro de los cinco anotadores históricos de la Roja.
De la etapa del jugador en Europa prefiere omitir cualquier comentario. Al menos públicamente. Lo cierto es que todo lo que haga hoy en Alemania lo tiene sin cuidado al seleccionador chileno. O eso deja entrever Macanudo, quien sigue confiando en la capacidad goleadora del renquino con la camiseta de la Selección. Ni siquiera se inmuta con los pobres números del delantero en el último tiempo. De hecho, no convierte desde la Copa Centenario por la Roja y en eliminatorias acumula más de un año sin festejar. Y en el Hoffenheim apenas juega de vez en cuando, siempre saliendo desde el banquillo.
Lo cierto es que Vargas tendrá una nueva oportunidad como titular en un partido clave. De rebote, pero una nueva oportunidad. La lesión muscular que afectó a Alexis Sánchez le volvió a abrir una puerta al ariete, quien hasta justo antes de los problemas físicos del tocopillano no estaba siendo tomado en cuenta para entrar desde el primer minuto. La ofensiva delineada por Pizzi, en un comienzo, contemplaba a Fuenzalida, Alexis y Beausejour.
Para Pizzi, Vargas es de aquellos jugadores impredecibles, que pueden despertar cuando menos se espera. Así ocurrió en la Copa Centenario, donde arrancó de la peor forma, perdiendo incluso su lugar entre los titulares, y terminó como goleador del torneo. Ni siquiera la amenaza de Esteban Paredes, goleador de Colo Colo que está muy bien valorado por Pizzi, ni Nicolás Castillo, de gran presente en la UC, lograron amenazar la candidatura del jugador del Hoffenheim.
Ese Vargas de la Copa Centenario es el que Macanudo quiere ver en Barranquilla. No tendrá a Sánchez, su socio principal en el ataque en los últimos cinco años. Pero volverá al sitio donde más cómodo se sintió con Pizzi, allí instalado como eje de ataque, alimentado por dos extremos, en esta caso Fuenzalida y Beausejour, que se subieron a la oncena titular por las lesiones de Edson Puch (tendinitis rotuliana en la rodilla derecha) y Fabián Orellana, quien llegó desde España con problemas físicos. Ambos, incluso, son dudas para el duelo del martes, frente a Uruguay.
El técnico de la Roja se decidió por dos extremos con más recorrido, habituados a transitar en la zona de volantes,para evitar que Aránguiz y Vidal tengan que ir demasiado sobre los costados. Aquel pecado lo pagó caro Chile en Ecuador. Y Macanudo no quiere vivirlo por segunda vez. Por ello, más allá de un nominal 4-3-3, Pizzi planteará en determinados momentos un 4-5-1, intentando que el equipo sea corto para recuperar el balón rápidamente y evitar el desgaste. Factor que sin duda tiene un valor importante con la alta temperatura que se aguarda para hoy en Barranquilla.
Así llega Chile para enfrentar a Colombia. Sin Alexis y con Pizzi confiando una vez más en Vargas. Habrá que ver si el ariete despierta de su letargo y le devuelve al técnico este nuevo v oto de confianza. A esta altura, sólo su historia parece sostenerlo en un equipo que más nunca necesita de sus goles.