Uno de los objetivos primordiales de las misiones Apollo era traer rocas lunares. Para optimizar el peso de las naves al regreso, los astronautas debían dejar todo lo que pudieran en la Luna.
Entre los elementos que la Nasa consideraba prescindibles estaban las cámaras fotográficas. Por ello, ninguna regresó. Salvo una, la que será rematada el 22 de marzo y la que se espera alcance un valor de 150 millones de pesos. Se trata de la Hasselblad 500, usada por James Irwin en el Apollo 15. Un desperfecto la salvó de quedarse en la Luna. La máquina se trabó después que Irwin quisiera abrirla para extraer el rollo con las 299 imágenes que había tomado. Para salvar el material, la agencia decidió que regresara a la Tierra.
Nadie está muy seguro sobre qué pasó después, pero Peter Coeln, propietario de la Galería Westlicht, en Viena, Austria, donde se hará el remate, dijo que su antiguo propietario, Alain Lazzarini, documentó muy bien en su libro Hasselbalnd y la Luna, cómo llegó la cámara a sus manos. Además, explicó que en su interior hay una placa con el número 38, el que aparece en las fotos reveladas del Apollo 15.